El viaducto de Alfonso XIII, el último vestigio del "Scalextric" que desgarró durante años parte del centro de Vigo, tiene los meses contados. El macroproyecto de la estación de Urzáiz, que incluye no solo la ya ejecutada remodelación integral de la terminal, sino también un centro comercial de Vialia y una estación de autobuses, incorpora además una solución para canalizar de forma subterránea el tráfico de acceso de la AP-9: un túnel de 110 metros bajo la calle Lepanto, que se prolongará en paralelo a la estación hasta conectar con la autopista. Y los trabajos previos para ejecutar esta nueva red viaria ya están en marcha.

Mientras las tareas del futuro túnel -en parte aún en trinchera a la espera de su cubierta- ya son muy visibles unos metros más adelante, el tajo de obra de mayor complejidad, en el entorno de Lepanto y Alfonso XIII, aún aguarda, retrasado a causa del Covid. Pero ahora se revitaliza.

Desde ayer se trabaja en el proceso para el futuro desmontaje del viaducto de Alfonso XIII, el último tramo de un despropósito que se fraguó hace medio siglo y se realizó en 1978: un "Scalextric" que partía del bulevar de la Gran Vía, cruzaba Urzáiz y sobrevolaba Lepanto a varios metros de altura. Nunca se usó, pero allí estuvo ocho años, hasta que en 1986 comenzó su demolición. En 1994 se empezó a ejecutar una solución "temporal": la construcción del viaducto sobre Alfonso XIII que conecta Lepanto con la autopista por donde lo hacía el "Scalextric". Con solo 2,5 metros de gálibo, aún hoy impide el tránsito por esta calle de autobuses, camiones e incluso camionetas de mayor envergadura. Son constantes los accidentes de vehículos de este tipo que se quedan encajados bajo esta estructura.

Las tareas ahora en marcha son de carácter previo, pero marcan un punto de inflexión. Por un lado, ya se derriban unas escaleras laterales con el fin de despejar los pilares del viaducto y facilitar su posterior desmontaje. Por otro, también se llevan a cabo desde ayer los sondeos necesarios para evaluar el terreno del futuro túnel bajo Lepanto.

La zona, con obras por doquier dada la cercanía de los trabajos en Vialia, fue visitada ayer por el alcalde, Abel Caballero, con sus concejales María José Caride y Javier Pardo. Las obras las adjudicó el gobierno local en agosto pasado a la Unión Temporal de Empresas (UTE) Acciona-Narom por 9,2 millones de euros, de los que ADIF paga el 74,2%, el Concello aporta el 21,2% y la Xunta de Galicia se hace cargo del 4,6% restante. El proyecto consta de tres tramos: un ramal de conexión entre la estación de autobuses con la AP-9 de 550 metros; el túnel de salida de la calle Lepanto, de 110 metros; y una conexión entre la AP-9 y el Centro Vialia de algo más de un kilómetro.

Esta actuación tiene como finalidad comunicar el Centro Vialia de Thom Mayne que ejecuta Immochan por 83 millones de euros con la estación de autobuses anexa (que promueve la Xunta por otros 16 millones para habilitar 30 dársenas y recibir 500 autobuses diarios) y al mismo tiempo canalizar los flujos diarios de entrada al centro de la ciudad o de salida hacia la autopista.

Este amplio bloque de obras han registrado diversos retrasos a lo largo de los últimos meses debido a las restricciones motivadas por la pandemia del coronavirus, por lo que aún no se han definido al detalle los efectos que tendrán sobre el tráfico más urbano a partir de ahora. En enero pasado sí se disponía de un plan de obra que posiblemente sea revisado. Entonces se establecía que al eliminar uno de los principales accesos a la autopista desde el casco urbano, el Concello tendría que activar un plan alternativo de tráfico, un desvío que se prolongaba, según aquella planificación, durante nueve meses. De mantenerse ese cronograma, estos desvíos se extenderían hasta el próximo verano. Así, en vez de incorporarse en Alfonso XIII, los coches deberían continuar por Urzáiz, Travesía y Numancia, para entrar en la autopista ya en Isaac Peral.

No era la única alteración del tráfico prevista entonces. En una de las salidas de la autopista en Alfonso XIII, la que permite a los conductores dirigirse hacia Cervantes o bajar en dirección García Barbón, se aplicaban también cambios, aunque desde el Concello insistían entonces en que sería solo en momentos puntuales y cuando las obras lo requieran. Alfonso XIII se convertiría de forma provisional en un vial de doble sentido para que los vehículos puedan circular de forma ascendente, hacia Urzáiz. Todo esto debe actualizarse ahora.