2020 mecerá un capítulo propio en la centenaria historia del Náutico. Por si el Covid-19 y sus consecuencias -con efectos en el club, al igual que el resto de sociedades y empresas de Vigo- no hubieran sido suficientes para recordar el año, la institución de As Avenidas lo despedirá con dos citas clave: la salida del concurso de acreedores, firmada a mediados de septiembre tras cuatro años de gestiones; y una convocatoria de elecciones, prevista para finales de noviembre.

El club plantea convocar a sus socios a las urnas el viernes 27 de noviembre para escoger a su junta directiva. Su actual responsable, José Antonio Portela, avanza ya su intención de presentarse y optar a la presidencia. Ligado al club desde hace cerca de 60 años, Portela ejercía como vicepresidente en el equipo capitaneado por Rafael Tapias. Cuando este falleció -a finales de 2019- asumió las riendas de la entidad con el objetivo de completar las negociaciones que el club mantenía desde hacía años con sus acreedores. Ahora, una vez firmada la salida del concurso, opta a asumir la presidencia del Náutico.

Antes, los socios estarán convocados a una asamblea general ordinaria en la que Portela y su equipo presentarán las cuentas y los presupuestos de 2020. El club divulgó ayer el orden del día de la reunión, que se celebrará a finales de mes, el viernes 23 de octubre, en sus instalaciones de As Avenidas. Días después se convocarán las elecciones para celebrarlas en noviembre.

La convocatoria de asamblea se lanza semanas después de que la directiva del Náutico firmase un acuerdo con sus acreedores, lo que cerró un proceso concursal que se había iniciado en 2016. Para la rúbrica, la sociedad debió alcanzar un acuerdo con Abanca, pieza clave del proceso al acumular buena parte de los cerca de 3,1 millones de deuda que pesaban sobre las finanzas del club. En total consiguió que su plan de viabilidad saliese adelante al contar con el respaldo de los acreedores que representaban 67% de los 2,5 millones de deuda ordinaria. Según los datos desgranados entonces, la sociedad contempla una quita de un 70% y un plan de pagos a diez años. "Significa un fin de ciclo y el inicio de una nueva etapa que nos permitirá encarar el futuro con tranquilidad económica y una gestión diferente", avanzaba Portela en septiembre.