Entienden que para salvaguardar la salud de todos haya que introducir cambios con las medidas sanitarias como prioridad. Lo que no comprenden es que solo ocho días antes del inicialmente previsto regreso a las aulas, el instituto en el que matricularon a sus hijos en horario de mañana les comunique que su horario lectivo pasa a ser al completo en horario de tarde -con días en los que terminarán más tarde las 21.30 horas-. Reprochan que no tienen margen de maniobra para que sus hijos puedan mantener actividades externas, como carreras musicales o deportivas. Padres de alumnos de Segundo de Bachillerato del Instituto Santa Irene se están movilizando para reclamar alternativas. En la petición que han publicado en la plataforma Change.org han recogido casi 150 firmas en dos días.

En el texto, que remitirán a la Jefatura Territorial de Educación junto a las rúbricas, critican tener que modificar el "funcionamiento interno de las familias, limitando la posibilidad de conciliación y convivencia" por una decisión "precipitada", "equivocada y desafortunada La consideran así, entre otras cosas, por que el nuevo horario de estos estudiantes resulta "incompatible" con actividades extracurriculares y limita el desarrollo de facetas intelectuales, artísticas o deportivas a las que sus hijos han dedicado años de esfuerzo. Entienden que dejan de tener "igualdad de oportunidades" que otros chicos al tener que renunciar a "aspectos importantísimos de su vida y formación por decisiones tomadas a destiempo y tarde"

Es el caso del hijo de la madre que inició la petición en Change.org, Rosario Pérez. Miguel lleva jugando al fútbol desde los cinco años, compatibilizándolo con éxito con sus estudios. Ahora consiguió estar en División de Honor juvenil, en el Val Miñor. "Se pasó todo el confinamiento y el verano haciendo ejercicio para mantenerse en forma" y, de repente, a una semana de empezar el instituto, sin previo aviso, con todos los planes hechos, los libros comprados por casi 600 euros, y con la organización de casa planificada, zasca", relata y añade: "No se puede jugar con la vida de los niños y no darles una alternativa real": Se plantean llevarlo a un centro privado si la situación no cambia, pero lamentarían tener que separarlo de sus amigos y subrayan: no todo el mundo puede costearlo.

En esta situación está el hijo de Cristina Freire, que juega como federado en el Areosa, en el que lleva "toda la vida". "No me puedo permitir el lujo de un centro un privado, tengo más hijos", señala y añade: "Tiene que dejar de competir". Cuenta que "él está bastante tocado, superdesanimado". "Y todo por culpa de una mala organización, parece que la enseñanza no es tan importante".

También María Teresa Regueiro critica que hayan tomado esta decisión a última hora. "Llevan desde marzo sin dar clase, ¿qué han hecho desde entonces?". Ella tiene una hija en último curso del Conservatorio Profesional. Cabe la posibilidad de que el centro habilite clases de mañana, pero María Teresa duda que puedan dar todas las asignaturas, como la de orquesta por las dificultades de juntar a alumnos suficientes. "Le ha dedicado 9 años, no es justo que se lo fastidien", censura.

Estos padres, tampoco creen que el rendimiento académico de los chicos se va a ver perjudicado con este cambio en sus biorritmos. "No es lo mismo, el rendimiento es mayor de mañana", defiende Carmen Bouzo, que vaticina que, además, se levantarán tarde al regresar de clase más allá de las 22 horas. Su hijo, además, tendrá que cambiar de profesores de extraescolares porque no pueden atenderlo en horario de mañana.

Mónica Álvarez llama la atención sobre el "curso decisivo" al que se enfrentan, el de la preparación de la EBAU, como para hacer tales cambios en sus hábitos de estudio. "Entendemos la situación, pero se pueden buscar otras medidas", sostiene y añade: "Que pongan dos días de tarde si no hay más remedio, pero no todos."

Están de acuerdo en que la educación presencial es fundamental para los estudiantes, para su desarrollo y socialización, pero defienden que el confinamiento demostró que "no tiene por qué ser negativa". Piden que se plantee esta posibilidad, por lo menos, para aquellos que la prefieran. Proponen también el uso de otros espacios para el desdoble de las clases, ya sea dentro del centro -el aula magna, la biblioteca, la cafetería...- como en el exterior, en los pabellones cercanos. Ven "imprescindible y urgente la contratación de profesorado que permita la optimización de los recursos".

El Santa Irene es uno de los primeros institutos en tomar esta decisión y trasladarla a las familias. Lo hizo el martes 8, antes de que se conociera el retraso en el inicio de curso. El viernes, la Dirección del centro respondió a FARO que "no dan los números" para mantener a todo el alumnado de mañana, aún a pesar de introducir también la semipresencialidad. Explican que tienen algunas aulas muy pequeñas y otras con obras de remodelación.