Germán Alonso, de 72 años, notó los primeros síntomas del Covid-19 cuatro días después de la declaración del estado de alarma, ese sábado que hoy parece tan lejano. Era el 18 de marzo y la infección fue complicándose poco a poco hasta que obligó a su ingreso el 30 de marzo. Entonces, el deterioro fue rápido y el 3 de abril lo trasladaron a cuidados intensivos. Era el momento álgido de la primera ola de la pandemia en Vigo. Había otros 35 pacientes en sus misma situación. Las altas se fueron sucediendo en las UCI y REA del área sanitaria, pero la de Germán se ha hecho esperar cuatro meses. El viernes era trasladado a planta del Hospital Álvaro Cunqueiro donde sigue recuperándose, ahora, con el calor de su familia más cercano, tras tanto tiempo en la distancia.

Es el paciente gallego infectado con el nuevo coronavirus, el SARS-CoV-2, que más tiempo ha estado en cuidados críticos. Ya dio negativo a finales de mayo, pero diversas complicaciones derivadas de la enfermedad retrasaron su alta. Ha sido mucho tiempo "para la familia y para él", admite una de sus hijas, Aurora. Y con muchos momentos difíciles. Sus sistema respiratorio se paró. "No eran capaces de que respirara por sí solo", recuerda. Pero ellos sabían que Germán, jubilado de la planta de Citroën, "es un campeón, un guerrero, que iba a dar mucha guerra".

La familia no pudo verlo y tocarlo hasta hace cuatro semanas. "En ese tiempo no pudimos ser una familia, decirle: "Venga, vamos, que tú puedes". Pero los profesionales de aquí lo hicieron por nosotros", cuenta agradecida. La sedación le impedía ser consciente de las cosas o enseguida se olvidaba de ellas. El 4 de junio vivieron el momento más emotivo cuando reconoció por primera vez a su esposa. "Se puso muy nervioso, quería moverse, después de tanto tiempo sin hacerlo...", narra Aurora. Ha recuperado su voz y desde hace dos semanas ya se acuerda de las cosas y está "muy bien de ánimo porque ve que todo va avanzando". Está en aislamiento de contacto por complicaciones, tiene "limitaciones", ha perdido mucho peso, aún no puede andar y todavía no conocen el alcance de las secuelas, pero evoluciona bien. "Tenemos un lema con los profesionales: No hay prisa por que salga, pero cuando salga, que lo haga bien", resalta.

Sienten a los sanitarios de la Rea 1 y UCI 2 como parte de su familia. "Se han volcado con él", agradecen y piden que se valore el trabajo del personal de estas unidades, incluidos fisioterapeutas y pedagogos. Demandan que se mantengan estos servicios para que los pacientes no solo se curen, sino que recuperen calidad de vida.