Vigo vive la Semana Santa más atípica que se recuerda. La emergencia sanitaria provocada por el coronavirus obligó primero a la entidad coordinadora, la Cofradía de Nuestro Padre Jesús del Silencio, a suspender todas las actividades cuaresmales y los desfiles procesionales previstos del 5 al 12 de abril. Más tarde, la pandemia hizo que se prohibiese la celebración de ceremonias religiosas con público. Por ello, ayer, Domingo de Ramos, el obispo de la diócesis de Tui-Vigo, Luis Quinteiro Fiuza, presidió la eucaristía en la concatedral de la ciudad olívica sin la presencia de los fieles, que permanecen confinados en sus hogares desde el 15 de marzo con el fin común de parar los pies al Covid-19.

La Borriquita, al igual que los devotos, tampoco pisó las calles de la urbe, que lucieron vacías y completamente empapadas tras una jornada de chubascos intensos. La imagen deberá continuar resguardada, al menos, hasta mediados de septiembre. El prelado decidirá una vez se supere el estado de alarma si acepta que los actos litúrgicos y procesionales de la Semana Santa sean trasladados al 14 y 15, fechas de la Exaltación de la Santa Cruz y de la conmemoración de Nuestra Señora de los Dolores, respectivamente.

La próxima cita del obispo será el Jueves Santo a las 18 h: oficiará la misa in Coena Domini en la concatedral de Vigo, donde también celebrará los oficios de Viernes Santo -a las 18 horas- y la Vigilia Pascual -el sábado, a las 20 horas-. La eucaristía del Domingo de Pascua la oficiará en la catedral de Tui a las 13 horas.