Tras dispararse el número de casos en las residencias de Barreiro y de Aldán del grupo DomusVi, la Xunta tomó ayer la decisión de intervenirlas. Las destinará a acoger a otros usuarios de geriátricos infectados. FARO ya adelantó el sábado esta posibilidad para el centro vigués, donde dieron positivo la mitad de sus alojados -75, cuatro de ellos ya fallecidos- y 11 trabajadores. La Consellería de Política Social informó ayer de que también lo hará con el de Cangas tras confirmarse que 105 de sus 150 usuarios están infectados.

Son las dos primeras residencias privadas de la tercera edad que interviene. Lo hace para "garantizar la calidad asistencial tras el elevado número de positivos por coronavirus". El centro de la calle Ramón Nieto esperaba ayer refuerzo de personal sanitario por parte del Servicio Galego de Saúde, bajo cuya tutela están todos los geriátricos desde hace algo más de una semana. Ayer se conocía el fallecimiento de otros tres de sus usuarios, que se suman al del hombre de 57 años que pereció la semana pasada.

La Xunta designará ahora a un empleado público para dirigir y coordinar la actividad asistencial en ambas instalaciones, así como para garantizar la correcta aplicación de protocolos y la supervisión médica de los mayores.

Los usuarios de estas dos instalaciones que den negativo -por el momento, la mitad de los 150 de Barreiro y menos de 50 en Aldán-, serán trasladados "a otros centros en función de las características de cada residente", según informa Política Social. Uno de ellos será la residencia de tiempo libre de Panxón, en Nigrán, que en la actualidad está sin actividad.

De los alrededor de 1.600 residentes de las 16 residencias de la tercera edad en la ciudad, ya está confirmado el contagio de uno de cada veinte. Son los 75 de la residencia de Barreiro, el del Complejo Residencial a Persoas Dependentes (CRAPD) Vigo I y el de la Residencia Moledo. Suponen el 5% de los usuarios vigueses.

En el conjunto del área, el foco de Aldán incrementa este porcentaje. Los residentes infectados rozan los doscientos (199), al sumar a los del Morrazo, los 77 de Vigo y los 17 de Crecente. Suponen el 6% de las 3.250 plazas que Política Social tiene contabilizadas en las 48 residencias de mayores. En cambio, el porcentaje de positivos confirmados en la población en general del área es del 0,15%.

En cuanto a los trabajadores hay 27 afectados de los alrededor de 1.260. Son los 11 de Barreiro, dos en Aldán, 12 en Crecente, uno en el CRAPD Vigo I y otro en El Rocío que la Fundación San Rosendo tiene en Coia. Este último, sin embargo, estaba en la actualidad de baja y se desconoce si trabajó estando infectado.

En la residencia Moledo, ubicada en la antigua carretera de Madrid, ayer les realizaron las pruebas a todos los residentes y a la plantilla para conocer la dimensión real de la propagación.

Al presidente de la Asociación de familiares de personas mayores ingresadas en residencias en Vigo (Asfareba) y de la Federación Galega REDE de usuarias e familiares de usuarias da Dependencia e das Residencias, Paulino Campos, muestra una especial preocupación por los dos focos gallegos de DomusVi en Barreiro y Aldán -"la situación no es nada optimista"-, pero también por la situación del resto. En concreto, advierte de la residencia asistida -la CRAPD Vigo I, ubicada en Bembrive-, al ser la más grande de la comunidad, con 300 plazas. "Hay dos casos y eso quiere decir que el foco está allí". "La ratio de personal es mayor y la atención podría ser mejor, pero creemos que no se ha actuado con suficiente rigor tampoco en las públicas", expone.

Los familiares de una de las allí alojadas se muestran lógicamente intranquilos. "No hay transparencia y a mi abuela todavía no le han hecho las pruebas del coronavirus. Parece que ha mejorado pero nos tenemos que fiar de lo que nos dicen y nos llegan noticias de que los trabajadores no tienen medios de protección y de que hay un caos", lamenta el nieto de una mujer de 85 años y enferma de alzhéimer.

El centro les comunicó el viernes que había sido aislada porque presentaba síntomas y la escasa información que consiguen cada día es fruto de reiteradas llamadas hasta que los atienden. "El médico de planta nos dijo el domingo que ya no tenía fiebre ni saturación de oxígeno y hoy [por ayer] otro facultativo nos trasladó que sigue mejorando, pero leyó el informe en el ordenador porque no conoce a mi abuela. No nos queda otra que confiar en lo que nos dicen", añade.