La presencia de veneno para mascotas continúa extendiéndose por la ciudad. Si hace unas semanas las intoxicaciones golpearon en Coia y en O Calvario, los enemigos de los animales han comenzado ya a actuar por la zona de Samil. Hace unos días, una joven iba paseando con su dálmata por el entorno de la playa y el animal mordió una bolsa. Ese envase llevaba raticida en su interior. Inmediatamente, la dueña llevó al can a un veterinario de la zona, donde le pusieron el antídoto (Vitamina K) y lo enviaron a casa con tratamiento para una semana. Gracias a la prontitud con la que fue llevado a la clínica, el dálmata está fuera de peligro.

Los responsables de estos cebos utilizan fundamentalmente raticida dentro de pequeñas bolas o bolsitas que desprenden olor a comida, provocando que los animales se confundan. Su ingestión rompe los vasos sanguíneos, causándoles hemorragias en diferentes partes del cuerpo y también vómitos, convulsiones y somnolencia prolongada. Hay que tener en cuenta además que estos síntomas no suelen manifestarse hasta pasados varios días desde la toma del veneno, cuando ya puede ser demasiado tarde para salvar la vida del animal. En el caso del dálmata de Samil, afortunadamente, la dueña se percató al momento que el can había ingerido el veneno.