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Así fue el acoso amoroso sufrido por un director de banco en Vigo

Condenada por vigilar de forma continua, seguir y dejar notas de amor al director de la entidad de Vigo de la que era cliente

Vigilancias, seguimientos, notas de amor e incluso marcas de beso con carmín en los espejos retrovisores de su moto y en la cristalera de la entidad. Éste es el acoso que tuvo que soportar el director de una oficina bancaria por parte de una clienta de la sucursal. A tal punto llegó la situación, que el hombre modificó sus hábitos para evitar ser controlado por la mujer. Este caso tuvo un recorrido judicial en el que la última palabra la tuvo la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, con sede en Vigo. Y lo que hizo esta sala fue ratificar y declarar la firmeza de la condena impuesta a la denunciada. Concretamente, fue sentenciada como autora de un delito leve continuado de coacciones y otro de maltrato de obra a multas que suman 810 euros y a la prohibición de aproximarse y comunicarse con la víctima durante seis meses.

La condenada era clienta de la oficina. La sentencia relata que en las navidades de 2017 fue a la sucursal y obsequió a los empleados con una planta y al director con un "regalo envuelto". Cuando días después volvió y pidió hablar con el hombre, éste accedió para decirle que no era necesario que les hiciera regalos. Ella contestó: "A ti te ha elegido Dios". Ante esta situación, el responsable de la entidad le indicó que cualquier cuestión sobre la entidad la tratara en lo sucesivo con el personal de la oficina.

Pero lo que ocurrió, agrega el fallo, es que la mujer comenzó a presentarse en la entidad "de forma continua" -varias veces por semana- preguntando por el director y queriendo hablar con él, lo que los otros trabajadores impedían. También se sentaba en el bar que hay frente a la oficina manteniendo durante horas "una actitud vigilante" y llegando a seguir al denunciante cuando salía del trabajo. Varias veces dejó notas en la motocicleta del hombre "haciendo referencia al amor que le tiene" y estampó "marcas de besos de carmín" en los espejos retrovisores y en los escaparates de la oficina. Y decía públicamente que mantenía una relación sentimental con la víctima, concretamente en una cafetería y una panadería a la que iban los empleados de la sucursal. Y en una ocasión zarandeó a una trabajadora.

Gran reiteración

Tras la condena inicial del Juzgado de Instrucción 6 de Vigo, esta viguesa recurrió en apelación. No negó la mayoría de hechos, pero dijo que el fin no era coaccionar al director del banco, sino "trasladarle su amor". Pero lejos de acoger el alegato, la Audiencia, en la sentencia en la que confirma el fallo, afirma que la conducta de la mujer incluso "linda" infracciones penales de mayor gravedad dada la reiteración de los actos que cometió.

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