Los cuatro amigos celebraron el pasado fin de semana la llegada del letrero antiguo de Vigo Street con una cena cargada de divertidas anécdotas en torno a la intrahistoria de su peculiar adquisición. Como la contada por Chema, el encargado de traerlo desde Londres, para quien el principal miedo en su recorrido por la City portando el embalaje "no era a los delincuentes, solo temía que le cayese al suelo", resumen sonriendo sus amigos de la directiva del Día do Remo de Chapela.

En la velada también salieron a colación algunos de los posibles destinos de esta placa. Antes de que los cuatro decidieran su compra, uno de ellos se había dirigido a alguien cercano al gobierno vigués por si pudiera interesarle para realzar con un guiño histórico una zona de la ciudad o exponerla en uno de sus museos. Al no fructificar este contacto continuaron con la iniciativa por su cuenta y ahora, sin tenerlo decidido todavía, sopesan cedérselo a Meirande, el Centro de Interpretación de la Batalla de Rande.

Sobre la trascendencia de esta contienda, los dueños del simbólico letrero aprovechan para recalcar que "la batalla es un patrimonio de toda la ría. Porque se habla solo de los muertos en el mar cuando hubo muchos en tierra".