En cuestión de unos pocos años en las calles y aceras de Vigo -al igual que las de otras ciudades del país- se ha ido abriendo paso un nuevo protagonista: los vehículos de movilidad personal (VMP), artilugios que, como los patinetes eléctricos, segways, hoverboards u hoverkats, hasta hace poco parecían más propios de una película de ciencia ficción. De ser una rara avis han pasado a convertirse en muy poco tiempo en elementos que resulta fácil encontrarse en las calles de Vigo. El problema, como ayer dejó entrever el fiscal delegado de Seguridad Vial en Galicia, Carlos Gil, es que ese éxito contundente no se ha acompañado hasta la fecha de una regulación minuciosa y unificada en el conjunto del país.
Durante una intervención en el Círculo de Empresarios de Galicia (CEG), en Vigo, Gil incidió ayer en la necesidad de reforzar la normativa sobre el uso de VMP. El responsable del Ministerio Público planteó la necesidad de una regulación de mínimos y de alcance nacional que arroje luz sobre el uso de este tipo de vehículos con el fin de armonizar la convivencia de sus usuarios con peatones y automóviles. Durante la cita -organizada por el Instituto Atlántico del Seguro (Inade)-, Gil insistió además en la importancia de que la normativa abarque el conjunto del país. "Es evidente que lo que hace falta es que haya una legislación a nivel de todo el territorio nacional y que después cada ayuntamiento o núcleo urbano pueda realizar por sí mismo las aportaciones que pueda, pero nunca en contra de lo que diga la ley nacional", reflexionó.
En 2016 la Dirección General de Tráfico (DGT) determinó que los VMP no necesitan matrícula y que sus conductores no precisan tampoco de licencia ni seguro mínimo obligatorio salvo que sean empleados para alguna actividad mercantil, como el turismo. Dos años después, en 2018, en España se registraban ya 237 accidentes de circulación en los que se vieron implicados este tipo de vehículos y que arrojaron un saldo de cinco fallecidos.
"El principal problema que hay es clasificarlos; es decir, en qué grupo de todos los supuestos vehículos que tenemos podemos incluirlos", recalcó Gil durante su intervención en el foro organizado por Inade. Uno de los retos que encaran los expertos es la gran diversidad de VMP en circulación: monociclos eléctricos con o sin asiento, segways, minisayways, hoverboards, hoverkats, patinetes eléctricos dotados o no de asiento, monopatines, bicis... Todos con capacidad para circular al menos a 12 kilómetros por hora (km/h), si bien algunos dispositivos pueden alcanzar velocidades puntas de 35 km/h o incluso 50, como han registrado modelos elaborados en China.
"Una barbaridad"
"Circular a las velocidades que permiten estos vehículos es una barbaridad", valoró Jonathan Genaro, un usuario de patinete eléctrico que residió en Oxford y que señaló que -si se compara con la situación de Reino Unido- España adolece de educación vial. "La cosa está bastante clara porque hay directivas del Consejo de Europa y del Parlamento Europeo que han tratado de armonizar el tema", reconoció Gil. El reto reside en los múltiples factores que es necesario tener en cuenta: permisos, seguros, tasas de alcoholemia, uso del casco, la matriculación o el permiso de conducción, entre otros.
Está previsto que la Dirección General de Tráfico (DGT) reforme la normativa, lo que -anotó Alfonso Campos, director de Inade- permitiría satisfacer una demanda de regulación ampliamente extendida en la sociedad española. Muchos de los accidentes en los que se ven implicados los VMP ocurren en pasos de cebra, salidas de garajes que dan a las aceras o mientras los peatones ojean sus móviles. En la mayoría de los casos la responsabilidad de los siniestros recae en los usuarios de los VMP fruto de imprudencias o falta de pericia.
La jornada organizada por Inade cuenta con dos mesas redondas y una sesión de networking. Además de Gil intervinieron Raúl Portela, director de Segmovi; Áxel Costas y Genaro, usuarios; o el doctor Francisco Javier Domínguez.
