Es cuestión de tiempo. PSA-Vigo, la tercera mayor planta del grupo francés en Europa por volumen de producción (tras Sochaux y Zaragoza), se verá abocada más pronto que tarde a planificar su calendario mes a mes para cumplir con la normativa de emisiones que entrará en vigor el próximo mes de enero, lo que exigirá una flexibilidad todavía mayor de la que ya tiene el centro de Balaídos.

Por ahora, la dirección de la empresa, que a finales de año tendrá que empezar a negociar un nuevo convenio colectivo con los representantes de los trabajadores, todavía no ha trasladado ninguna medida concreta a la plantilla. Pero los sindicatos ya ven con honda preocupación lo que está sucediendo en otras fábricas de la multinacional francesa, como la de Zaragoza -cabecera ahora del Clúster Ibérico y dirigida por el vigués Juan Antonio Muñoz Codina-, donde sí se han comunicado cambios para adaptarse a esta nueva realidad que viene.

¿La receta? La misma que en anteriores crisis: flexibilidad, productiva y laboral. En Figueruelas lo que han trasladado es que la producción de sus dos líneas se planificará mes a mes para no sobrepasar los límites de emisiones de CO2 fijados por Bruselas, para lo que se han volcado en los eléctricos, como el próximo Opel Corsa, para reducir la huella de carbono del total de modelos de la planta.

"La flexibilidad productiva mensual, semanal y diaria de todas las plantas, y en nuestro caso de Zaragoza, va a ser crucial", reconoció la empresa a los trabajadores de Figueruelas. Vigo no será un caso distinto.