Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Las víctimas de malos tratos con pulseras GPS marcan máximos en Vigo

El número de dispositivos acumulados pasó de 69 a 79 en un año

Nunca la diferencia entre una alerta y una alarma puso en riesgo una vida. En Vigo y provincia son ya 22 las mujeres que viven sobresaltadas por ambos avisos. En algunos casos puede generar angustia, estrés o incluso mayor victimización, pero en todos ellos prima la búsqueda de la seguridad. Los Juzgados de lo Penal o la sala de Violencia decretaron que, por diversos quebrantamientos o situaciones especialmente graves, un condenado o acusado por malos tratos necesitaba una medida de alejamiento más restrictiva que una mera sentencia. Así decretaron que un total de 22 maltratadores contasen con pulseras telemáticas o GPS, un sistema de seguimiento que pasa por controlar tanto a la víctima como al presunto agresor las 24 horas del día avisando de un acercamiento por parte del maltratador o de una situación de peligro para la mujer.

Esta medida, que puede ser cautelar o bajo sentencia firme, comenzó a aplicarse desde 2009. En la provincia, acaba de alcanzar su máximo al sumar en solo un año diez víctimas nuevas (pasando el número de dispositivos acumulados de 69 en enero de 2018 a 79 en la actualidad). Es el propio juzgado quien ordena su imposición y colocación. "En caso de que el maltratador esté en prisión, cada vez que obtenga un permiso tendrá que colocarse este dispositivo", explica una de las agentes de la Policía Nacional que trabaja en el cuidado y protección de las víctimas de malos tratos.

Él cuenta con dos dispositivos: una pulsera (TX) y una especie de móvil GPS (DLI) que nunca deben separarse más de siete metros, mientras ella tiene un dispositivo similar a este teléfono (DLV). "Ambos están conectados y el radio de acción dependerá de lo que disponga el juez", señala. Si el agresor no puede acercarse a su víctima a menos de 500 metros o a su vivienda, trabajo o lugar de estudios -también llamadas zonas de exclusión fijas- y éste rompe la medida, el teléfono de ella emitirá dos señales: una alarma "cuando el inculpado entra en esta zona, activándose un operativo policial" o una alerta, que implica que "se está aproximando a dicha zona o a la víctima. En este caso se le avisa y él tiene la opción de dar marcha atrás, por lo que concluye la incidencia, o bien ignorarla, que entonces pasaría a ser una alarma y se activaría inmediatamente el operativo policial de protección".

En concreto, el grupo de la UFAM de la comisaría viguesa vigila actualmente siete casos, a los que hay que sumarle los que tiene a mayores la Policía Local y Autonómica. Su función está íntimamente ligada a los informes que recibe del centro COMETA (Centro de Control de Medidas Telemáticas de Alejamiento), con sede en Madrid y el encargado de controlar la localización de víctima y agresor, comprobar el correcto funcionamiento de los dispositivos, intervenir en caso de emergencia y lanzar las respectivas alertas o alarmas.

Que cada vez que COMETA pierde la recepción de la señal de la pulsera del maltratador se activa un protocolo que implica a la víctima: "El centro lo comunica al juzgado y a la UFAM y al momento seavisa a la víctima, sea la hora que se, y se tratan de dar con el agresor", explica esta agente. ¿Cuáles pueden ser estas incidencias? Desde un intento de manipulación del dispositivo hasta una pérdida de cobertura; si bien la mayoría se deben a situaciones puntuales como que el brazalete se ha quedado sin batería. "Tiene que haber por ambas partes una voluntad de cumplir con las medidas: él de tenerla con batería y en sitios con cobertura y ella de llevar el dispositivo siempre", amplía la agente, quien asegura que en algunos casos la víctima ha renunciado a esta medida por la angustia y estrés que le generaban las alertas o incidencias en las pulseras.

Fallos en el sistema

Y es que los fallos en ellas son bastante comunes. La propia Fiscalía de Pontevedra reconocía en una de las últimas memorias los problemas que se encontraron con estos sistemas de vigilancia y seguimiento. Actualmente estos dispositivos emplean tecnología 4G lo que posibilita que en algunas zonas del rural o peor incomunicadas se pierda la conexión y por lo tanto, ese contacto directo con la posición del maltratador. "Siempre que pasa esto a la mujer le llega el aviso. Siempre estaban en alerta, siempre con miedo ante cualquier aviso del centro, aunque también tienen el denominado 'botón del pánico' que pueden pulsar ellas en situación de emergencia", matiza la policía.

Esta medida perderá su vigencia una vez que haya cumplido con la resolución judicial. No hay un tiempo máximo ni mínimo. En el caso de Vigo, uno de los casos que controlan los tres efectivos de protección de víctimas lleva más de un año de vigencia mientras otro se colocó hace ya dos veranos.

Compartir el artículo

stats