Tras el visto bueno de Urbanismo para la conversión de la vieja nave de Cordelerías Mar en un edificio residencial de hasta diez plantas, las obras de demolición son inminentes. El alcalde Abel Caballero anunció ayer que durante la jornada de hoy se iniciarán las obras de derribo, presupuestadas en cerca de 90.000 euros. "El jueves pasado se firmó la licencia de demolición del edificio y mañana -por hoy- comienzan las obras", señaló el regidor. A este respecto, Caballero advirtió de "alguna restricción de tráfico" debido a la presencia de camiones.

Caballero ya había dado cuenta a semana pasada de la aprobación del texto del convenio entre el Ayuntamiento y Avantespacia Inmobiliaria. Situada en la zona de Jacinto Benavente y de Costa, la superficie del ámbito en tela de juicio supera los 7.000 metros cuadrados, para uso tanto residencial como terciario.

Vecinos del entorno confirmaron ayer que desde la protectora de Vigo se trasladaron a la nave para la retirada de varias familias de gatos que residían habitualmente en estas instalaciones tras la llamada de varios colectivos.

Este no será el único proyecto que se ponga en marcha en las próximas horas. La humanización de la calle Serafín Avendaño arrancó ayer, en concreto entre García Barbón y Rosalía de Castro. Las mejoras en calle Roupeiro comienzan hoy; obras que también tendrán afectación para el tráfico peatonal y de vehículos.

En otro orden de cosas, Caballero anunció la colocación mañana de una placa en recuerdo de las víctimas del trágico accidente del río Órbigo, con motivo del 40 aniversario del suceso.

Asfaltado

Por otra parte, el alcalde volvió a denunciar la paralización del acondicionamiento y asfaltado de varias calles-Areal, Victoria, Luis Taboada y Carral- por parte de la Xunta asegurando que el pasado 27 de marzo se remitió por parte de la arqueóloga municipal un informe diciendo que para esas obras no se necesitan "ni controles ni catas". "En la Plaza de Compostela, con un nivel de profundización de 80 centímetros no se hicieron, con el visto bueno de la Xunta, y ahora con una profundización de 20 centímetros sí nos la pide. La decisión es puramente electoral ", aseguró.

Por su parte la Xunta, en concreto la conselleira de Medio Ambiente, Ángeles Vázquez, negó que se "paralicen" obras en la ciudad. "Cada administración tiene unas obligaciones y una responsabilidad. Llama la atención que cuando un alcalde no es capaz de gestionar, utilice el recurso de culpar a la Xunta. La Xunta no paraliza nada, vela porque se cumpla la ley. Hacer una excepción sería incurrir en una ilegalidad", aseveró Vázquez.