Diciembre puso el broche de oro al ejercicio con más actividad en el turismo vigués. A pesar de los "pinchazos" que sufrió el sector en algunos momentos del año, como el arranque de otoño o durante la campaña de verano, que fue peor que la de 2017, los hoteles de Vigo consiguieron despedirse de 2018 con su mayor nivel de actividad desde que hay registros. El número de turistas descendió ligeramente si se compara con el dato del año anterior, pero quienes visitaron Vigo pasaron más noches alojados en la ciudad, por lo que el total de pernoctaciones sí superó al de ejercicios pasados. 2018 se cerró con unos 33.200 viajeros que pagaron por más de 58.200 estancias.

El balance de 2018 no solo supera al del ejercicio anterior. Reafirma además una tendencia al alza que el colectivo encadena desde hace años. Si se compara con los resultados de 2013, hace un lustro, cuando el sector tocó fondo lastrado por los efectos de la crisis, la actividad de los hoteles en Vigo se disparó más de 43%. Entonces los alojamientos registraron casi 574.000 pernoctaciones. El año pasado fueron ya más de 821.800. Entre las grandes ciudades de España -las que superan los 200.000 habitantes- es complicado encontrar un caso con una evolución similar a la de Vigo. Solo Sevilla, Zaragoza y Murcia, esta última con un resultado casi idéntico al de Vigo, lograron un incremento mayor.

La evolución de Vigo es también la más positiva de toda la franja noroeste. Su crecimiento del 43% contrasta, por ejemplo, con el 24% de Oviedo, el 39% de Gijón, el 28% de Bilbao, el 3,4% de León, el 21,6% de Santiago o el 28% de A Coruña, en su mayoría con un volumen de población similar al de Vigo.

El repunte de demanda a lo largo del último lustro ha permitido a la ciudad acortar distancias con otros municipios que reciben más turistas. Uno de los casos más evidentes es el de A Coruña. Hace cinco años la capital herculina gestionó casi 744.600 pernoctaciones frente a las 574.000 de Vigo. El año pasado cada una de las ciudades alcanzaron, respectivamente, las 955.000 y 821.800 estancias, lo que significa que la ventaja a favor de A Coruña se recortó un 22%.

Algo similar ocurrió con Compostela. Aunque debido al perfil turístico de la ciudad, sus resultados están muy por encima de los de Vigo, el margen entre ambas ciudades se estrechó de forma considerable. En 2013 Santiago contabilizaba 526.500 pernoctaciones más que Vigo, lo que casi le permitía duplicar el dato olívico. El año pasado esa diferencia se había achicado en unas 10.000 noches hasta quedarse en cerca de 516.900.

Desestacionalización

Con el paso de los años Vigo no solo ha conseguido aumentar su volumen de actividad, algo que está en consonancia con la tendencia general en el colectivo, tanto en Galicia como en el conjunto de España. El último lustro ha servido al sector, además, para avanzar hacia una de sus grandes metas: desestacionalizar la demanda, no depender tanto del resultado de los meses de verano, cuando los alojamientos se llenan con gente que acude a las Rías Baixas atraída por sus playas, paisaje, gastronomía, precios y una horquilla de temperaturas cálidas pero agradables.

En 2013 julio y agosto concentraban algo más del 30% de las pernoctaciones que registraba el sector a lo largo de todo el ejercicio. Cinco años después el peso de esos dos meses estivales ha descendido por debajo del 25% -en 2018 supusieron el 24,81%- mientras el conjunto de las estancias aumentaba. El motivo: los meses de otoño, primavera e invierno mejoran su importancia en el cómputo global.

Una de las principales razones que explican esa desestacionalización es el aumento de los viajes de negocios protagonizados por comerciales, empresarios, representantes... un perfil de clientela que se había resentido de forma considerable durante los peores años de la crisis y que empieza -anota el colectivo- a recuperarse poco a poco. Algo similar ocurre con las ferias, congresos, jornadas y campeonatos, que también atraen gente a Vigo más allá del verano.

Otra tendencia que se percibe con claridad desde hace años es el aumento del turismo extranjero. De tener una presencia prácticamente testimonial en los hoteles de la ciudad, han pasado a ser un segmento -aunque minoritario aún- con un impacto creciente. En 2013 los clientes llegados de fuera de España representaban el 24% de todas las pernoctaciones del año. En 2018 el dato se aproximaba ya a un tercio, con un 31% de incidencia. El aumento se explica en gran medida por la mayor oferta de vuelos internacionales en Peinador -en 2018 estuvo conectado con Portugal, Reino Unido, Irlanda, Italia y Francia-, el tirón de las Cíes en la prensa foránea y el éxito de citas como Conxemar u O Marisquiño.