Terminó la carrera en junio de 2017 con el mejor expediente de su promoción -"No lo hice por demostrar nada a nadie, sino por ambición propia, quería sacar lo mejor de mí", dice- y se marchó a la Universidad TU Delft para cursar un máster en ingeniería geotécnica. El pasado octubre inició sus prácticas en la empresa Fugro, que realiza análisis del subsuelo marino para petroleras y parques eólicos offshore, y ya ha participado en su primera campaña en el Mar del Norte.

"Son muchas horas de trabajo pero se lleva bien. En el laboratorio del barco éramos tres chicas y dos chicos, pero todos los operarios eran hombres. Que haya presencia de los dos géneros siempre aporta cosas buenas y no tuve ningún problema. Nuestra presencia en estos ámbitos de trabajo aumenta gradualmente y la tendencia continuará. Poco a poco vamos consiguiendo cambiar la percepción de que sean profesiones masculinas", destaca.

A ella le gustaban la física, las matemáticas y las ciencias naturales y nunca se le pasó por la cabeza que una carrera tecnológica no estuviese al alcance de una chica: "Nadie debería plantearse eso, pero sí es verdad que en el instituto había más alumnas que iban por letras y que las que elegían ciencias tiraban por Medicina o Enfermería. En el caso de Minas yo creo que pesa más el desconocimiento de todos los ámbitos en los que podemos trabajar que el hecho de ser mujer".

En Holanda la proporción de mujeres en estas carreras es incluso más baja que en España y, respecto al futuro, Carlota confía en que su trayectoria profesional no se verá perjudicada en el caso de ser madre. "Mi familia siempre me animó a hacer lo que quisiera y no me planteo la vida de otra forma. No necesariamente tendré que cambiar de trabajo. Pasar un mes fuera no significa abandonar a tu familia, hay que cambiar esa mentalidad".