El negocio de las tintorerías tradicionales se ha reducido en los últimos años, hasta caer a las 33 que actualmente operan en la ciudad. El presidente de la Asociación Provincial de Tintorerías y Lavanderías, Javier Santamarina, explica no obstante que este descenso no se debe a la irrupción de las autoservicio, sino principalmente a que se trata de negocios familiares y, cuando los propietarios se jubilan, los hijos prefieren no coger el relevo de sus padres.

"Al principio sí que había un cierto resquemor, pero tras estos años podemos decir que el auge de las lavanderías autoservicio no ha afectado a las tintorerías, seguimos teniendo clientes fieles", explica Santamarina. Según su opinión, no son competencia directa, pues los servicios que se ofrecen en los negocios tradicionales no existen en las low cost. "Por ejemplo, el lavado en seco", indica Santamarina. Su principal reproche a los negocios autoservicio es que no generan empleo y augura que la burbuja explotará pronto: "Ahora mismo hay demasiadas, se han puesto de moda, pero algunas ya han empezado a cerrar porque no hay negocio para todos", explica.