El área sanitaria está preparada para afrontar la llegada de la gripe con "tranquilidad y responsabilidad", según aseguró ayer el gerente, Félix Rubial, en la presentación del plan de contingencia. En el momento en el que se declare la epidemia, se formará un comité de crisis con miembros de la dirección y de los servicios más afectados para analizar la situación cada día y adoptar as medidas necesarias.

Entre estas, se plantean la priorización de pruebas a hospitalizados o la habilitación de más camas, empezando por abrir plantas cerradas, continuando por hacer dobles las individuales y llegando a demorar cirugías con ingreso para usar sus camas -el año pasado no se necesitó-. Irá acompañado por el refuerzo de personal. Se han establecido dos niveles de alerta: el amarillo, cuando haya 15 pacientes pendientes de ingreso o una ocupación del 95%; y la naranja, con 25 enfermos o 100% en hospitalización.

Los pacientes con gripe llegaron a ocupar el año pasado hasta 420 camas al mismo tiempo, un 33% de todas las instaladas en el Chuvi. Hubo, en total, 800 ingresos, el 6% llegó a la UCI y 50 murieron. En urgencias, Microbiología realizó 6.000 tests rápidas para detectar la gripe. Se sumaron 4.000 pruebas moleculares diagnósticas y 600 subtipados del virus para ayudar al personal de Admisión a no mezclar a los infectados por diferentes virus al asignar camas.

Rubial asegura que están preparados para asumir lo que llegue, incluso si durante la epidemia, "todos" los pacientes públicos que tiene Povisa -unos 138.000- decidieran trasladarse al Chuvi en el plazo de un mes de libre elección de centro que se tiene que abrir, ya sea "con recursos propios o concertados".

Se espera que esta temporada venga más suave, pero las autoridades hacen un llamamiento a la vacunación como mejor medida. En la primera de las 10 semanas de campaña van 18.036 vacunados, 1.094 más que el año pasado. Un "incremento muy bueno" -sobre todo en embarazadas, que pasaron de 103 a 143- que les permite ser "optimistas".