La calidad del tráfico mejora en Vigo. Embotellamientos, tramos de circulación lenta, semáforos que no se ajustan a la intensidad de peatones y vehículos... son estampas cada vez más extrañas en el casco urbano. Al menos así lo concluye el último informe del Departamento de Movilidad y Seguridad del Concello. Después de analizar entre abril y junio 40 itinerarios repartidos a lo largo y ancho de todo el casco urbano, los técnicos concluyen que en el 85% de los casos el tráfico es "bueno" o "muy bueno". En media decena de itinerarios pusieron una nota "regular" y solo en un eje decidieron suspender la calidad del tránsito: el recorrido comprendido entre la confluencia de las calles García Barbón con Colón y Plaza de España.

La nota media que los expertos de Movilidad otorgan al tráfico de Vigo es parecida a la que le daban en 2017 durante el mismo período. Un estudio similar de 2014 reflejaba sin embargo un escenario bastante diferente: de 36 tramos analizados, el 66% presentaban valores buenos o muy buenos. Entonces había media docena de recorridos con una valoración "regular" y tres suspensos. Entre ellos el peor parado ya era el itinerario situado entre Plaza de España y el cruce de Colón y García Barbón.

Los datos registrados por los técnicos en ese "punto negro" hace cuatro años no son muy diferentes a los de ahora. En 2014 un vehículo que circulase por esa zona se veía obligado a detenerse una media de cuatro veces, por lo que permanecía casi tres minutos sin avanzar. Hoy las paradas han bajado a tres, pero el tiempo en el que las ruedas están quietas sigue siendo el mismo. Es más, la velocidad media en ese tramo de cerca de 1,3 kilómetros ha descendido: si en 2014 era de 14,8 km/h, ahora se sitúa por debajo de los 14 km/h. Las dos principales razones por las que se detienen los conductores son los semáforos y los embotellamientos. Las maniobras de otros coches habitualmente solo obligan a frenar la marcha cinco segundos.

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En el polo opuesto está la ruta comprendida entre la rotonda situada entre Beiramar y la calle Coruña y la calle Isaac Peral. Quienes cubran ese trayecto tendrán que parar probablemente tres veces, pero de media no perderán más de 38 segundos. Los motivos de esas detenciones: semáforos en rojo, atascos y la obligatoriedad de ceder el paso a vehículos, realizar stops o esperar para incorporarse a una rotonda.

Una buena movilidad se logra también en el recorrido entre Plaza de España, Avenida de Madrid, Arquitecto Palacios, Castrelos y el hospital Álvaro Cunqueiro. La velocidad media es en esa ruta de casi 40 km/h y los conductores que la realizan se ven obligados a detener sus vehículos alrededor de un minuto y 24 segundos. La mejora en la fluidez del tráfico de ese tramo es notable. Durante el mismo período de 2017 los conductores se paraban unas cinco veces, lo que les obligaba a permanecer sin moverse casi cuatro minutos.

En el conjunto de la ciudad la velocidad media es de 24 km/h, algo más que hace cuatro años, cuando el dato se situaba en 21 km/h. Si se descuenta el tiempo que los vehículos permanecen parados por semáforos en rojo, cedas, pasos de cebra, atascos... El promedio es algo más elevada, de 33,1 km/h. La mejora se explica entre otras razones por la finalización de obras en el centro.

La velocidad a la que los conductores circulan por Vigo es similar a la que se registraba en Madrid en 2008. Una vez rematadas las reformas que mantuvieron levantadas calles en el centro de la capital, el dato pasó a situarse en 24 km/h. En 2000 la velocidad media en los accesos a Barcelona era algo inferior, de 21,5 km/h. Los datos de unas y otras ciudades -igual que en un mismo casco urbano a lo largo del tiempo- varían en función del volumen de tráfico, la coordinación de los semáforos, las medidas para regular el tránsito o las obras.