Vigo vive esta tarde su jornada más devota del año. Miles de vigueses se reúnen hoy en el centro de la ciudad para honrar al Santísimo Cristo de la Victoria. La procesión más emblemática de la urbe vuelve a congregar a incontables fieles que desde la Colegiata acompañarán a la talla del Cristo de la Sal en su tradicional recorrido. La imagen del nazareno, que desde ayer reposaba en el altar de la Concatedral, abandonará el templo como cada año tras una estela de personas que lo seguirán ataviados con su fe, con sus cirios y con sus abanicos. Las altas temperaturas provocadas por la ola de calor de este fin de semana no han impedido que una multitud demostrase su fidelidad por el Santísimo.

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Vigo vuelve a unirse en torno al Cristo de la Victoria

Desde las primeras horas de este domingo, la Colegiata registró un continuo ir y venir de gente. El templo vigués se llenó de fieles para presentar sus respetos y sus ruegos al Cristo. La misa solemne, que comenzó a las 11.00 horas, abarrotó nuevamente la capilla. La ceremonia fue presidida por el obispo Luis Quinteiro Fiuza y pudo seguirse desde el exterior a través de una pantalla gigante.

Procesión del Cristo de la Victoria en Vigo: plan de tráfico

Lo que tampoco cambia es el recorrido habitual. Como ocurre cada primer domingo de agosto, la comitiva saldrá desde la misma puerta de la concatedral de Santa María y pasará por la calle Real, O Berbés, Cánovas del Castillo, Montero Ríos, Colón y Policarpo Sanz para concluir en la céntrica Porta do Sol. Habrá dificultades para el acceso y salida de vehículos en la medida que avance la procesión.

La figura del Cristo de la Victoria de Vigo, realizada por el escultor Sebastián Ucete, está situada en la Concatedral de Santa María, se le atribuye popularmente la victoria sobre las tropas napoleónicas que invadieron la ciudad olívica en 1809, mérito por el que fue nombrado benefactor de la ciudad.

La figura también recibe el nombre de Cristo de la Sal, pues esta era la mercancía que transportaba el mercante que la rescató del mar, cerca de las Islas Cíes, después de que alguien la tirase a las aguas para evitar que cayese en manos de los piratas ingleses.