El director de fotografía vigués Diego Romero Suárez-Llanos disfruta de uno de los momentos más dulces de su prolífica carrera. Aunque en su estantería tiene ya varios premios, incluido un Mestre Mateo, y suma más de una docena de películas rodadas por todo el mundo, en las últimas horas ha recibido una de las noticias más importantes de su carrera: What you gonna do when the world's on fire?, dirigida por Roberto Minervini y cuya fotografía corre a su cargo, acaba de ser escogida para la sección oficial de La Biennale di Venezia, uno de los festivales cinematográficos más importantes de Europa.

-La película accede a uno de los festivales de referencia internacional, junto a las obras de algunos de los nombres más respetados del celuloide. ¿Cómo se siente?

-La verdad es que estoy muy orgulloso. Además es un trabajo muy importante porque habla del problema racial en EE UU, sobre la comunidad negra en Nueva Orleans y en el Sur, en Missipi y Lousiana. Casi toda la película se centra en Nueva Orleans. Se trata de una especie de híbrido entre documental y ficción. Yo no le pondría ninguna etiqueta: es una película.

-¿Se cumple en su caso lo de que uno nunca consigue ser profeta en su propia tierra? ¿Se siente reconocido también en Galicia?

-He trabajado aquí, lo que pasa es que ahora mismo trabajo más fuera que en España o Galicia; pero sí, me siento valorado.

-¿Trabaja más fuera por elección o por cómo está el panorama cinematográfico en España?

-Yo diría que por las dos cosas. Me han ofrecido algunos proyectos en España pero en esos momentos ya me los habían planteado en el extranjero. Las últimas películas las hice en el extranjero, de hecho: México, Canadá y Estados Unidos. Las ayudas son bastante limitadas en España comparado con países como Francia, Suiza o Italia. Yo creo que eso también influye.

-¿Qué acogida tienen entre el público español proyectos como este, apartados de las grandes producciones comerciales?

-En España no hemos conseguido nunca la distribución de películas de Minervini. Ha sido prácticamente imposible. Hay un monopolio y aquí es casi imposible distribuir una película de estas características. Esperamos que el festival de Venecia nos abra oportunidades. Nos llena de orgullo que una película tan pequeña pueda competir con otras cintas que tienen el respaldo de estudios y un marketing mayor.

-Usted ha conseguido brillar a nivel internacional. ¿Resulta fácil para el talento gallego dar el salto y darse a conocer fuera?

-Creo que es difícil, pero hay nombres como Lois Patiño, Oliver Laxe? gente que ha conseguido bastante proyección internacional. Yo empecé con Minervini y luego vine aquí, no fue al revés.

-¿Percibe talento audiovisual en Galicia que se pueda exportar? ¿Y en Vigo?

-Sí, creo que hay talento exportable y que podemos competir con cualquier otra industria. Hacen falta los medios y el financiamiento adecuado. Yo creo que tenemos el talento. Lo que falta es a nivel económico, que es muy precario.

-¿Se refiere a la apuesta de productoras privadas o de las administraciones públicas?

-El cine no puede sobrevivir sin las ayudas públicas. Si el Estado no aboga por apoyar al cine, que es lo que representa a un país, la cultura, es imposible sobrevivir. Llega con comparar las cifras de inversión de España y Francia. Uno tiene como referente el cine francés, el italiano? Y eso creo que ayuda a la imagen de un país, a la economía, a la cultura? Ayuda a todo. Si hubiera más apoyo opino que podríamos estar perfectamente a la altura de Francia, Italia o Reino Unido.

-Usted es un director de fotografía reconocido, ¿tiene Vigo madera de escenario para películas?

-Me resulta muy difícil ser objetivo porque me encantaría rodar en Vigo, aunque dependería también de la historia. La luz gallega es maravillosa y tiene todos los climas y estaciones, salvo la nieve. Además tiene mogollón de localizaciones perfectas, desde lo urbano a lo rural. En mi opinión Vigo tiene madera para ser un plató perfecto.

-¿Cuál es la filosofía de What you gonna do when the world´s on fire ? ¿Qué buscan transmitir?

-Es una película en blanco y negro y que habla sobra la comunidad negra en EE UU, sobre la situación racial. Son cuatro historias y los protagonistas de una de ellas son los nuevos panteras negras.

-¿Se ajusta a la realidad la imagen que se tiene en Europa de los problemas raciales que está padeciendo Estados Unidos?

-En EE UU todavía sigue habiendo linchamientos hacia la comunidad negra y Trump ha abierto un poco la veda más racista. Hay problemas muy graves en EE UU. La realidad es mucho más cruda y grave de lo que podemos ver aquí porque pasa todos los días.

-¿La película se plantea como una denuncia de esa realidad?

-Sobre todo busca mostrar la situación en la que viven, el miedo. Está rodada con mucha honestidad y respeto, sobre todo con una gran empatía. Esperamos que la película abra un poco el debate.