Discamino tiene alma, y esa no es otra que Javier Pitillas, el responsable de la asociación.

El vigués cuenta que el proyecto surgió en 2009 cuando hizo el camino por primera vez con Gerardo, un amigo suyo de hace décadas al que el plan se le antojaba imposible por el problema grave que sufre de equilibrio.

"Sabíamos que existían triciclos tándem de tres ruedas que podía usar para hacer la peregrinación y conseguimos uno. Después del camino, cuando llegamos finalmente al Obradoiro, Gerardo me dijo que debíamos buscar a más personas en su situación y ayudarles a disfrutar de la experiencia, por lo que en ese momento surgió Discamino", asegura.

Pitillas destaca también que los dos pilares fundamentales de Discamino, a parte de las aventuras que realizan cada año, son el deporte y la amistad.

"Ninguno de los pilotos le hace un favor a los otros, todos nos ayudamos mutuamente. En el caso de ahora de Roma trataremos de compartir y disfrutar de 50 días de experiencias", afirma.