El insomnio no es una enfermedad. En raras ocasiones aparece sin más. Lo más habitual es que sea un síntoma de otro problema, ya sea un dolor físico, una enfermedad neurológica o un trastorno psiquiátrico como ansiedad, depresión, manía o agitación psicótica. Y con tantas causas posibles, ¿a qué especialista se debe recurrir? En un primer momento, al médico de familia.

El doctor Jacinto Mosquera Nogueira, facultativo del centro de salud de Bembrive e investigador, explica que el tratamiento comienza por "una buena higiene del sueño". Se trata de una serie de pautas para facilitarlo y que el descanso sea de calidad y reparador. Entre estas recomendaciones está la de no tomar café u otras sustancias excitantes a última hora de la tarde; no poner la televisión en la habitación; darse un baño relajante o tomar una bebida caliente antes de acostarse; no permanecer en la cama dando vueltas si no se concilia el sueño...

Si esto no funciona, el doctor Mosquera defiende que el siguiente paso deben ser los abordajes psicológicos, tal y como lo recomienda la sociedad americana de medicina de familia. "Son muy útiles las técnicas de relajación, por ejemplo", expone. El problema es que los médicos de familia no están formados para ello y es algo que corresponde a los psicólogos. "Nuestros residentes rotan en unidades de salud mental y con psicólogos para intentar manejar estos pacientes con abordajes motivacionales, pero no somos psicólogos y tampoco se trata de hacer intrusismo", señala el doctor. Defensor de que el insomnio se trate en los centros de salud, "por su gran prevalencia" en la población, opina que, "probablemente, una de las soluciones pasaría porque se incorporaran psicólogos clínicos a la Atención Primaria".

Medicamentos efectivos

Solo después del abordaje psicológico se debería valorar el uso de fármacos, según las sociedades de medicina comunitaria. "Cuando a una persona le proporcionamos algún fármaco para mejorar la calidad del sueño en ausencia de enfermedad psiquiátrica, según las guías, el tratamiento tiene que ser corto", subraya el doctor Mosquera y concreta: "Hasta que se resuelva el problema y en un plazo de unos 15 días".

Pone como ejemplo "eventos vitales" que provocan nerviosismo, como puede ser el fallecimiento de un familiar. "Se pone el fármaco y se cita al paciente en diez día para intentar quitarlo"

Hay gran cantidad de medicamentos que tratan este síntom y "son muy efectivos". El problema es que crean "adicción y dependencia", algo que debe evitarse.

Si el abordaje psicológico no funciona, el facultativo también debe plantearse otras causas menos frecuentes, como las apneas del sueño.