La diócesis Tui-Vigo tiene un serio problema de relevo generacional. Cada vez son menos los jóvenes que se sienten la vocación sacerdotal y las parroquias ven menguada poco a poco la atención pastoral. El obispo Luis Quinteiro Fiuza alertó ayer sobre "una de las mayores preocupaciones de nuestra sede" y pidió la colaboración de las familias para dar a conocer entre los jóvenes y niños qué significa ser un sacerdote y cómo se forma. Para ello celebran este domingo el Día del Seminario, con el que buscan sensibilizar a toda la sociedad, y en especial a las comunidades cristianas, sobre la necesidad se suscitar el interés clerical.

Actualmente, tanto el Seminario Menor San Pelayo de Tui como el Seminario Mayor San José de Vigo cuentan con 42 seminaristas menores, muchos menos de los que décadas atrás llenaban las aulas de ambos centros. Ese vacío se nota también en las 276 parroquias de la diócesis, la más pequeña en extensión de todo el territorio peninsular. "Acercarnos a los muchachos es una de nuestras prioridades. También lo es del Papa Francisco", apuntó monseñor Quinteiro Fiuza, que bromeó con una encuesta reciente que apuntaba que ocho de cada diez jóvenes se irían de copas con el Sumo Pontífice.

Pese a que teóricamente hay 171 sacerdotes seculares en el sur de la provincia, en la práctica el número desciende hasta los 130. Una veintena están "jubilados" o enfermos, dos están trabajando como misioneros en Hispanoamérica, cuatro colaboran en otras diócesis del país y tres más cursan estudios en universidades eclesiásticas de Roma y Salamanca. Por ello la presencia de nuevos miembros se hace primordial para la diócesis. "Los chicos de los seminarios nos dan esperanza de cara al futuro, pero necesitamos trabajar mucho más para resultar atractivos a niños y adolescentes", señaló Quinteiro Fiuza.

Junto al obispo estaban presentes el rector del Seminario Mayor de Vigo, Juan Diz, y su homólogo en centro de Tui, Fernando Cerezo. Este último realizó una defensa del papel que tienen estas instituciones en la vida de los chicos. "A los jóvenes venir aquí les hace un bien enorme y los padres siempre nos lo corroboran. Mejoran mucho su comportamiento porque respiran un gran ambiente. Invito a todas las familias a que por lo menos nos conozcan, porque es cierto que a los chicos les cuesta entrar, pero no es menos cierto que posteriormente les cuesta aún más salir", aseguró.

Por otro lado, el próximo lunes el obispo instituirá acólitos a dos seminaristas, un paso más en su preparación para el ministerio sacerdotal que ejercerán en el futuro. Entre sus funciones destacan cuidar del servicio del altar, ayudar al diácono y al sacerdote en las acciones litúrgicas, distribuir la sagrada comunión, exponer públicamente el Santísimo Sacramento de la Eucaristía e instruir a los nuevos fieles.