El gobierno local da un giro al modelo de gestión del antiguo hotel Samil y apuesta por la demolición del inmueble que lleva año y medio vacío y por facilitar la entrada en el proyecto de un operador privado con experiencia en el sector turístico para que construya un recinto moderno que vuelva a situarlo en el mapa de la hostelería local y autonómica. El recinto que en los años 70 se convirtió en uno de los iconos de Vigo y en un referente a nivel turístico por su posición estratégica a escasos metros de la playa ha tenido una convulsa trayectoria en la que ha pasado por diversas manos hasta que en marzo de 2016 cerraba sus puertas al culminar la concesión a cincuenta años cuya última etapa fue explotada por la cadena HLG.

En julio de ese mismo año FARO ya adelantaba que el Concello realizaría un estudio para decidir el futuro más conveniente para la parcela y para las arcas municipales. Sobre la mesa de la Concejalía de Patrimonio llegó a haber propuestas de rehabilitación integral y de derribo y no fue hasta hace pocos días cuando se adoptó una resolución. Técnicos municipales redactan en estos momentos los pliegos para sacar a licitación la venta de la parcela con la condición de mantener su uso hotelero.

El gobierno local da por "inservible" la actual estructura y la primera condición que impone al adjudicatario es la "demolición completa de la actual edificación" y la construcción de un nuevo alojamiento adaptado a la normativa urbanística y mejor integrado en el entorno verde que lo rodea.

La previsión del gobierno vigués es aprobar esas bases durante el mes de noviembre con la intención de tener adjudicado el proyecto a principios del año que viene. En paralelo al trabajo con los pliegos, el Concello contrató a la tasadora Tinsa para poner precio a la operación. El Concello entiende que una vez realizados los estudios sobre la parcela y los beneficios que hasta ahora se lograban a través de un canon anual, "lo más aconsejable es realizar la venta de la misma".

El objetivo que persigue esta decisión es "promover la actividad turística en el ámbito local en un enclave privilegiado, la creación de empleo directo e indirecto, la recuperación, modernización y mejora del entorno aplicando criterios medioambientales y estéticos y la obtención de un importante rendimiento económico para el Concello", que es la parte a la que falta por poner cifra.

Entre los criterios de adjudicación, además del precio más alto ofertado, figura la integración del edificio hotelero con la playa. "No será admisible la construcción de un edificio sin los más altos estándares en la materia", apuntan los pliegos, que exigirán a los aspirantes un anteproyectos de obra para poder valorar la filosofía de cada empresa. Otro aspecto a tener en cuenta será la imagen exterior del inmueble para minimizar el impacto paisajístico, la calidad interior del diseño y la apuesta por energías renovables. Entre los puntos de valoración también está la incorporación de servicios adicionales y la promoción de la actividad turística de la ciudad de Vigo. Se busca un adjudicatario que "dé a conocer el hotel a nivel nacional e internacional y se valorará la categoría elegida para el establecimiento".

El Concello busca un proyecto a largo plazo que dé estabilidad al futuro hotel y por eso exigirá a las empresas licitadoras experiencia acreditada en la gestión de establecimientos de hospedaje de tamaño medio y grande en los últimos años. El antiguo hotel Samil tenía 135 habitaciones y la intención del Concello es no imponer un número fijo, pero sí se establece en las bases un mínimo de 50 plazas. Las instalaciones anexas a las hoteleras no superarán nunca el 10% de la superficie total.

La construcción actual tiene planta semisótano, planta principal, siete plantas para dormitorios y vivienda en el bajo cubierta. El gobierno vigués mantendrá la superficie construida máxima en 10.655 metros cuadrados. La piscina ocupa 167 m2 y las pistas deportivas, algo más de mil.