El triatlón es una de las pruebas deportivas más duras que existen y no solo requiere de una forma física al más alto nivel sino también de una gran fortaleza mental. La selección de los futuros campeones resulta, por tanto, de gran importancia. Sin embargo, un estudio realizado en la Universidad de Vigo constata la poca eficacia de las pruebas que a día de hoy deben superar los deportistas de las categorías cadete y junior para acceder a los centros de alto rendimiento y las concentraciones o para competir a nivel internacional. Su autora, Alba Cuba (Lugo, 1988), que fue subcampeona nacional junior en 2007 y sigue vinculada a este deporte, también ha diseñado un nuevo sistema de clasificación alternativo al de la Federación Española para garantizar de forma más fiable la obtención de buenos resultados en futuras competiciones.
"Llegué al Centro de Tecnificación Deportiva de Pontevedra con 14 años y entonces ya no le encontraba mucho sentido a las pruebas. Luego, cuando hice la carrera de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, fui confirmando esa intuición y mi investigación acabó demostrando que su efectividad es bastante baja. Se trata de un momento muy definitivo que puede desmotivar a los jóvenes o provocar que se pierdan por el camino futuros talentos y, sin embargo, los resultados que se obtienen no tienen la relación que deberían con el rendimiento futuro en competición", señala.
De hecho, en el caso de una de las dos pruebas de carrera que se realizan, la de 400 metros, el éxito es "inversamente proporcional" a las marcas que obtienen los deportistas en años posteriores.
Alba desarrolló este estudio, que conformó su tesis doctoral, dentro del grupo HealthyFit del campus de Pontevedra y bajo la dirección del profesor Óscar García. El triatlón nació como disciplina a finales de los años 70 y, aunque ha sido objeto de atención por parte de la comunidad científica a nivel físico, su trabajo abre un campo prácticamente inédito en el ámbito internacional.
Durante 9 años, la autora analizó los resultados a corto y a largo plazo, así como en campeonatos mundiales, de jóvenes deportistas de las categorías cadete y junior -de entre 15 y 19 años-, de ambos sexos y procedentes de todo el Estado que superaron las pruebas de la Federación. El primer grupo de estudio estaba formado por 500 triatletas, el segundo por 200 y el último, por 17.
La última parte de la investigación concentra los resultados de un estudio piloto con 8 atletas gallegos -4 chicas y 4 chicos- de entre 15 y 17 años que compiten en campeonatos nacionales y que se sometieron al protocolo de pruebas diseñado por Alba Cuba.
Aunque el triatlón incluye tres disciplinas, la Federación obvia el ciclismo y solo realiza, por este orden, dos test de natación de 100 y 1.000 metros y otros dos de carrera de 400 y 1.000 metros. Y tampoco plantea diferencias por edad, una variable que sí introduce la experta.
Según su planteamiento, los cadetes se someterían a una prueba de natación de 200 metros a la máxima velocidad y, tras un minuto de reposo, iniciarían otra de 800 metros. En el protocolo actual, el descanso entre ambas es total.
Y respecto a la carrera, Cuba establece una demostración de 1.500 metros. "Y dentro de ella, los primeros 400 metros serían a la máxima velocidad. Al principio, habíamos fijado 150 pero los resultados del seguimiento nos hicieron cambiar esta variable", explica.
Los deportistas junior realizarían las mismas pruebas a nado y la carrera se ampliaría a una distancia de 3.000 metros con la misma precisión de intensidad en el arranque.
Cuba también plantea incluir las pruebas de ciclismo antes de la carrera -a igual que en las competiciones- pero ajustadas al peso y al sexo del deportista, además de contemplar, entre otras cuestiones, parámetros psicológicos y el test de Squat Jump o salto.
"Es una prueba ya validada para otras cuestiones y tiene mucha relación con el futuro rendimiento en natación, pues en triatlón se requiere mucha fuerza en la salida. Durante el estudio piloto, realizamos el test de salto tanto en reposo como después de la carrera y los resultados tenían bastante relación con el rendimiento en las competiciones", apunta.
La tesis, que fue defendida hace unos días, solo contempla un año de seguimiento a los deportistas gallegos que participaron en el ensayo, de ahí que la intención de Cuba, cuyo contrato con la Universidad se prolonga hasta enero de 2018, es continuar estudiando la efectividad de sus pruebas.
Vía de entrada
También está elaborando un informe para remitírselo a la Federación Española de Triatlón. "Es la que fija los programas que luego ponen en práctica las federaciones de cada comunidad autónoma. Las pruebas se hacen una vez al año a principios de temporada, en enero, y se destinan presupuestos bastante amplios para desarrollarlas. Son una vía de entrada para los deportistas, por eso no pueden ser tan restrictivas y tener tan poca relación con el futuro rendimiento", plantea.
Sus estudios son un primer paso para que Galicia, que ya cuenta con medallistas al máximo nivel, también sea una potencia en la investigación vinculada al triatlón: "A nivel deportivo Galicia siempre ha estado en lo más alto y esto también determina que vayan saliendo otras cosas. La selección mexicana se prepara aquí y muchos deportistas internacionales vienen para trabajar con el entrenador de Javier Gómez Noya. Y el ámbito académico también puede ser otro en el que destacar".
Cuba, que siguió compitiendo tras superar un cáncer con solo 20 años, ha ejercido también como entrenadora y fue guía de la paratriatleta viguesa Susana Rodríguez durante un tiempo. Y aunque ahora está centrada en su faceta como investigadora, sigue participando en competiciones "para pasarlo bien". En su caso, parece que los test sí adelantaron su fortaleza,
