La desesperada búsqueda de un porvenir lejos de su país a punto estuvo de costarle la vida. Un polizón de origen magrebí llegó este lunes a Vigo oculto en el maletero de un vehículo embarcado en Tánger. En ese asfixiante habitáculo sobrevivió a 48 horas de una agónica travesía, sin comer ni beber, con el aire al límite y caldeado a 40 grados. Para este emigrante treintañero su odisea acabó al contrario de como pretendía, pero de no ser descubierto muy probablemente su escondrijo acabaría convirtiéndose en una tumba mortal. De hecho lo estibadores que lo encontraron creyeron que estaba muerto cuando pasadas las nueve y media de la mañana abrieron la parte trasera del Dacia Sandero.

Fabricados por el grupo Renault en su planta marroquí, estos vehículos ya son habituales en la bodega del Ivan, uno de los buques de Suardiaz que cubren la línea semanal entre los puertos de Tánger Med y Bouzas. Esta ruta inaugurada el pasado abril representa la extensión al sur de la autopista del mar Vigo-Francia, y en concreto, el modelo donde viajó el polizón se transborda en Bouzas a otro barco para su posterior transporte hasta Saint-Nazaire. Fuentes de la terminal viguesa aseguran que si el inmigrante consiguiese mantenerse oculto dentro del coche una vez descargado en tierra bien en Vigo o en Francia acabaría siendo interceptado por los controles a pie de muelle. "En tierra los agentes revisan unidad a unidad. Otra cosa es que lograse llegar vivo o muerto", apuntan.

Los casi mil kilómetros de mar que separan Tánger de Vigo deben sentirse encerrado en el maletero de un coche como una distancia interminable, infinita. A la bodega de un Ro-Ro ningún tripulante baja a distraerse o estirar las piernas. Son compartimentos con la ventilación justa, habitualmente muy mezclada con el olor a combustible, y suelen navegar tan repletos de vehículos que apenas queda sitio para que los choferes puedan descargarlos una vez en puerto. Así que aunque quisiera pedir auxilio difícilmente alguien podría haber escuchado al polizón. Desde que se coló en ese ataúd cuando el Dacia estaba estacionado en la explanada portuaria marroquí hasta que el buque arribó a Vigo, viajó durante dos días envuelto por el rugido de las máquinas, mareado por el balanceo y extenuado por las altas temperaturas.

En estas condiciones, el cuerpo del inmigrante mostró una mecánica metabólica normal, y el rastro de sus necesidades fisiológicas fue precisamente lo que lo delató. Cuando uno de los estibadores de la cuadrilla nombrada para la descarga del Ivan entró en el coche no pudo soportar el hedor. Como nada había en el interior que pudiese despedir tan mal olor se salió del Dacia para revisar el maletero. Y allí estaba el polizón. Por su quietud los operarios creyeron estar frente a un cadáver, pero es lo que el magrebí intentaba aparentar. Y consiguió su objetivo. Porque mientras sus descubridores notificaban al capitán el "macabro" hallazgo, cuando volvieron al vehículo ya no había nadie en el maletero.

Su huida fue corta. Agentes de la Guardia Civil lo descubrieron minutos después. "Se trata de un varón de supuesta nacionalidad marroquí", señaló un portavoz de la Comandancia de Pontevedra. Tras una primera inspección médica en el buque, la Policía Nacional lo trasladó a la comisaría de López Mora donde ayer trataban de confirmar su identidad. Con este final concluyó el suicida viaje del primer polizón de la incipiente conexión Vigo-Tánger.

Interceptan a dos albaneses cuando intentaban ocultarse en el mercante de la ruta a Canadá

  • Mucho antes del episodio protagonizado por el polizón del buque de Suardiaz, en el recinto portuario vigués fueron descubiertos otros dos individuos que también pretendían viajar ocultos en un barco pero con intenciones muy diferentes a las del magrebí. Ocurrió en la noche del domingo 23 de julio, cuando la tripulación del Genoa Express, el portacontenedores de Hapag-Lloyd que zarpa cada semana de Guixar con rumbo directo a Montreal (Canadá), interceptó a bordo a dos ciudadanos de nacionalidad albanesa. El capitán avisó de la presencia en su barco de esos dos albaneses pasadas las doce de la noche. Fuentes de la terminal sospechan que pudieron acceder al muelle de Guixar escalando la verja que delimita la concesión de Termavi por un punto situado en las inmediaciones de la planta empacadora de basuras, extremo que no pudo ser confirmado ayer por la Comisaría de la Policía Nacional. Según la información facilitada por esta comisaría, ambos individuos, que mostraron a los agentes pasaportes de Albania, tenían solicitado asilo político en España pero en Bilbao, y de hecho, la vista judicial para resolver su petición se celebrará el 14 de septiembre. Así que su embarque en el buque atracado en Guixar revelaría un cambio sobre el país elegido para asilarse. De todos modos, como ni la naviera ni el Puerto presentó denuncia contra ellos, los dos abandonaron el recinto libres de cualquier acusación.