El papel no está muerto. La Feria del Libro de Vigo abrió ayer las puertas de su cuadragésima tercera edición del evento en la ciudad, y lo hizo más fuerte que el año pasado. Quince casetas estarán presentes en Porta do Sol hasta el próximo 8 de julio. Y pudieron ser más, ya que dos fueron descartadas a última hora ante la falta de espacio en la zona cero de la urbe, lugar que acoge la feria desde 2016. En el acto de inauguración, que contó con la presencia del alcalde Abel Caballero, el diputado de Cultura de la Diputación, Xosé Leal; el Secretario Xeral de Cultura, Anxo Lorenzo; y la presidenta de la Federación de Libreros de Galicia, Pilar Rodríguez, los presentes reivindicaron la figura del papel en la literatura. También lo hizo el escritor, publicista y articulista Carlos Núñez durante la lectura del pregón de esta edición.

Durante su turno de palabra, el regidor vigués defendió al libro como vehículo "excepcional" que consiguió que la humanidad sea lo que es hoy en día. "Solo leer una novela es más maravilloso que haberla escrito", apuntó Caballero, quien aplaudió el nuevo emplazamiento en el centro de Vigo. "Es el sitio más importante de la ciudad", apuntó.

Entre los libreros presentes en Porta do Sol existe disconformidad en este sentido. "Para mí es un lugar idóneo para crecer poco a poco y recuperar el lustre perdido con la crisis económica", comentaba Xurxo Patiño, de Librouro. "Me gustaba más estar en la Alameda. Es el verdadero lugar de la feria y no creo que esta ubicación nos suponga un gran incremento de visitantes", señalaba Mar Fernández, de librería Mendinho.

La primera jornada contó con actuaciones musicales, teatrales y actividades infantiles, algo que será habitual durante todos los días de la feria. "El objetivo es animar a los visitantes de todas las edades a pasar un buen rato mientras encuentran el libro que están buscando", apuntó Patiño, que también es representante de la Federación de Libreros de Galicia.

El momento culmen del día llegó de la mano de Carlos Núñez, pregonero de la presente edición y quien apeló a la importancia de los libros durante la historia. "Son el mayor transmisor cultural que existe y hay que defender el mensaje de las letras", apuntó.

Fue durante la última parte de su texto cuando el propio Núñez se emocionó al nombrar a los escritores editores y libreros que fueron perseguidos y encarcelados en el pasado por defender la libertad de expresión y conciencia. "Cuando te has tenido que exiliar o has pasado por la cárcel hasta en trece ocasiones por tus ideas es imposible no sentir pena al recordar a otros que también lo han sufrido", reconocía tras la lectura.