Se despidió el martes de la vida para siempre, quizás sin pesar de tanto haberla vivido, pues fue testigo casi un siglo de la evolución viguesa. Falleció a los 97 años Rubén Losada, el que heredó de su padre aquel café Goya que su progenitor había comprado en 1934 cuando se llamaba Royal, pero cuyo anglófilo nombre hubo de cambiar tras la guerra civil por una ley que impedía a los negocios denominaciones extranjeras. ¿Cuántos vigueses de las penúltimas generaciones habrán conocido a Rubén en decenas de años que estuvo apostado tras la barra o acompañando al todo Vigo urbanita y burgués en sus mesas? ¿Cuántos desde los años 30 a 1984 en que vendió aquel Goya que su último propietario cerraría definitivamente en 1998 para convertirse en perfumería?

A Rubén, nacido en 1919 en la emigración argentina pero criado en Vigo y educado en aquellos años de la fugaz República no más allá del Bachillerato Elemental para ayudar en el bar a su padre, que casó en 1954 y tuvo tres hijos (Cristina, Rubén y Patricia), lo conocimos siempre como una persona innovadora. Fue de esa generación que empezó a mirar hacia el exterior interesada, en su caso, por las últimas tendencias de la estética hostelera o las postreras tecnologías maquinistas, lo que se apreciaba en los sucesivos cambios que dio a la emblemática cafetería. Vitalista, algo excéntrico u original, dominante en su personalidad pero liberal en sus formas, lector atento de textos periodísticos y de divulgación científica, su gusto por la conversación se apreciaba en las tertulias a las que no era ajeno en su cafetería.

El Goya que conoció Rubén en los años 30,40 y 50, luego reformado, tenía un gran salón atrás, separado del bar por un patio de luces cubierto. En él celebró su boda, como él nos decía en las "Memorias" que le hicimos,"medio Vigo", aunque también se organizaban bautizos y todo tipo de conmemoraciones. Con la televisión, en los 60,aún con pocos aparatos en las casas, allí se formó un activo teleclub. En los 70 fue un espacio agitado por Maximino Queizán para el café teatro, desde Brecht a Ruibal, una novedad en aquellos años, con llenos y función doble.

Por ese bar no solo vio Losada desfilar generaciones de vigueses y la expresión de los cambios sociales en la urbe, también muchos personajes de las artes y las letras: Cunqueiro, Castroviejo, Alfonso Abelenda, Tamayo, Lugrís, Laxeiro, Cesáreo González, Celso Emilio Ferreiro,Mario Granell, Carlos Oroza... la relación sería interminable.

Así como el Derby, a muy pocos metros, tuvo célebres tertulias intelectuales ya desde los 30 (y quizás antes), no tanto el Goya, que heredó una parte de los clientes del primero a partir de 1968, cuando éste tuvo que cerrar por derribo de la manzana por la especulación inmobiliaria. Entonces una parte de sus tertulianos se trasladaron al Casino, otros al Suevia y la mayoría de pintores y escritores se juntaron en el Goya."Aunque no era exactamente tertulia -nos dijo Losada-,recuerdo que ya durante la Guerra Civil teníamos en el mostrador del Goya una radio Telefunken con la que oíamos junto a clientes los partes de guerra, e incluso las arengas del general Queipo de Llano por la noche. Muchos años más tarde había tertulias como la de los corredores de rallies (Beny Fernández, Rafa Cid?); la de los médicos con gente como Daniel Portela o Granjeans; la de los literatos, la de los artistas... Cada una con su mesa y según fuera el café de la tarde o de la noche. Allí tuvo mesa fija junto a la ventana Torrente Ballester, allí iba Blanco Amor, Luis Soto, los hermanos Álvarez Blázquez..."

Hablar de la vida de Rubén Losada obliga a hacerlo de aquella agitación interior de ese café en que pasaba el día y parte de la noche. Cuando los cafés eran verdaderos lugares de encuentro y la palabra cálida o encendida no había sido hurtada por las televisiones y últimas tecnologías de la comunicación. Retirado en los años 80, llevaba una vida tranquila en la que por poco llega a centenario y autónomo hasta casi su final.

Su muerte llega con la lógica implacable del tiempo pero extendida en todas sus posibilidades.