Mientras el vendaval redujo al mínimo la actividad en los puertos estatales gallegos -como el mal llamado refugio en Punta Langosteira-, el Puerto de Vigo registró ayer una extraordinaria actividad. Por el abrigo que las condiciones naturales de la ría ofrecen a sus aguas, la terminal viguesa ya está consolidada entre las opciones, dentro de la fachada atlántica peninsular, preferidas por los capitanes para resguardarse del mal tiempo. Así quienes trabajan en los servicios portuarios y marítimos vigueses -amarradores, prácticos, remolcadores, Salvamento- sabían desde primera hora de la mañana que lejos de pasarse el día de brazos cruzados, el mal tiempo les tendría atareados. Y tanto. La activación de la primera alerta roja en el mar del año, con rachas superiores a los 80 km/h y olas de hasta 10 metros, se saldó con ocho buques fondeados en Cíes; el atraque en Areal de un quimiquero rescatado en alta mar; y la entrada en Trasatlánticos de un mercante para cargar la mercancía del interior de otro de la misma compañía.

Fue la flota de bajura y del transporte de ría, la más vulnerable, por su menor envergadura, la principal afectada por el temporal. Los pesqueros permanecieron amarrados y los catamaranes de las rutas Vigo-O Morrazo acabaron suspendiendo el servicio. En la de Moaña, desde las 13.00, y a partir de las 16.00, también la de Cangas.

El resto del tráfico marítimo lo protagonizaron los mercantes. Los primeros que sin tener a Vigo como destino acabaron en estas aguas fueron los que anclaron frente a Rodas: Sevkettin Sonay, Espero, Hathor, Kom, RMS Ratingen, Nacc Poros y Conmar Island. Incluso el fletado por Maersk, Calais Traider, poco después de descargar en la terminal viguesa decidió pasar la noche y parte de la mañana en Cíes antes de partir hacia Marín.

Otros barcos, en cambio, se pasaron la madrugada dando vueltas en el fondeadero para al final amarrar en Guixar. Es el caso del MSC Carolina, que con sus 275 metros de eslora por 40 de manga se convirtió en uno de los mayores portacontenedores que escalan en Vigo. Solo permaneció unas horas atracado, pero las suficientes para pagar una importante factura al Puerto en concepto de tasas.

Bastante más abonará el Alsterstern. Este quimiquero quedó a las 16.00 horas atracado en Areal tras pasar 24 auxiliado en medio de la galerna por el Ría de Vigo y bajo la observación del Don Inda. De 161 metros de eslora, este buque se quedó sin motor con 23 tripulantes a bordo a 70 millas al oeste de Ons. Su reparación le obligará a estar varios días en Vigo.

El trasiego de prácticos y remolcadores en la ría continuó en Trasatlánticos. Una avería retiene en este muelle desde hace una semana al BBC Kwiatkowski (122 metros de eslora). Pero su carga no podía esperar a la reparación por lo que su armadora desplazó desde Gijón al BBC Congo para recoger la mercancía. Con el trasvase de esta mercancía entre los dos barcos abarloados acabó ayer la ventolada y provechosa jornada en el Puerto de Vigo.