La noticia de que el próximo año el número de cruceros que atracará en el puerto vigués se reduce a la mitad ha caído como un jarro de agua fría entre los comerciantes de la zona. Solo 40 buques visitarán la ciudad, lo que ha preocupado y enfadado a partes iguales a los vendedores del Casco Vello y A Laxe. A la temida caída de ventas suman la desconfianza ante la gestión de la Autoridad Portuaria.
A primera hora de la tarde de ayer los bares del centro comercial A Laxe, los primeros que se encuentran los cruceristas al llegar a la ciudad, limpiaban las cartas para recibir hoy a un nuevo buque. "Tenemos en cuenta los días y los horarios en los que vienen y lo preparamos todo", explica Lennin Alfonso Martínez, camarero en el Tablao. No son los únicos, todos los comercios y locales lo apuntan en su calendario y reconocen que esperan su llegada para impulsar las ventas. Incluso la farmacia, dirigida por Floro Andrés, nota la presencia de cruceristas y confiesa su malestar ante la situación: "La bajada coincide con la marcha de Maersk, el Puerto se está gestionando mal y no es de ahora, se viene notando desde hace algunos años".
Coincide con él Pablo Otero, de Nikis Galicia. "Supongo que esto es culpa del anterior gestor, porque las rutas no se cierran de un día para otros, pero aunque ahora quieran arreglarlo, hasta dentro de dos años no veremos los resultados". Abrió la tienda hace un año por la proximidad al mercado de A Pedra y al puerto. "Si sé esto hace un año no hubiese abierto aquí, esto sin cruceristas está muerto". Argumenta que los vigueses no consideran esta zona como comercial y que son los turistas los que la mantienen.
Las tiendas de recuerdos de la zona confirman que el próximo año será todavía más duro que este. "Por no quedar no quedan ni ostreros", señala una vendedora enfadada ante la pasividad del Puerto y el Concello por no atraer a más turistas y a los propios vigueses a la zona vella. Tanto para ellos como para el resto de negocios cercanos los barcos suponen un plus muy importante en sus ventas. "Consumen todo el día, tanto se comen una paella a las once de la mañana como se beben una cerveza", relata Zaida Martínez, del Portobello. Isabel Seoane, ostrera desde hace 50 años apenas puede creer la noticia: "De toda la vida vinieron aquí, tienen que seguir haciéndolo".
Los comerciantes inciden en que se trabaje para traer buques pero también para que los turistas se queden en la ciudad. "Los autobuses los cogen nada más bajar del barco y los llevan a otras partes, Vigo es una ciudad preciosa y no se puede menospreciar lo que tiene", pide Félix Álvarez, de Joyas de la Raspa. La falta de promoción turística en la base de las navieras y en los propios barcos son un reclamo recurrente entre los comerciantes. "No damos a conocer lo que tenemos, ni siquiera hacen excursiones por aquí y las casetas de turismo están cerradas los domingos, ¿en qué ciudad pasa eso?", se pregunta Marta Moldes, de El Molino, quien explica que este año ya está siendo "flojo". "No quiero pensar el que viene", dice.
Isabel Seoane - Ostrera
"Se va a notar mucho porque esta zona sin cruceristas no es lo mismo"
Marta Moldes - El Molino
"Es una faena, suponen una gran ayuda, incluso viene la tripulación"
Zaida Martínez y Dayrus Sosa - Bar Portobello
"Va a bajar mucho el trabajo; los cruceristas te cubren todo un día"
Pablo Otero - Nikis Galicia
"Abrí hace un año, si lo llego a saber no hubiese escogido esta zona"
F. Martínez,E. Iglesias, D. Penedo - Ostreros
"Si cierran la Piedra y no vienen cruceros, matan el Casco Vello"
Floro Andrés - Farmacéutico
"La gestión del puerto está siendo nefasta desde hace algunos años"
Félix Álvarez - Joyas de la Raspa
"Vigo es una ciudad preciosa y no se puede menospreciar lo que tiene"
Lennin Alfonso y Cristian Caride - Bar Tablao
"Tenemos en cuenta cuándo vienen los barcos y ponemos refuerzos"
