El parte meteorológico también jugó un papel clave en los hoteles de Sanxenxo y Val Miñor, que vieron cómo la Semana Santa se dividía en dos grandes partes bien diferenciadas: el jueves y viernes, cuando se alcanzaron altos niveles de ocupación que oscilaron entre el 90 y 100%; y el sábado, jornada en la que las fuertes lluvias lastraron los resultados, precipitándose la ocupación a cerca del 50 o incluso 40%.

"Podemos decir que Sanxenxo ha aguantado bien el chaparrón", reflexiona Francisco González, presidente del Consorcio de Empresarios Turísticos de Sanxenxo (CETS), quien recuerda que "el encanto" de la localidad "conquistó" a miles de turistas que se desplazaron en busca de su notable y completa oferta de ocio.

Desde el Centro de Iniciativas Turísticas del Val Miñor, su presidente, Darío Álvarez, recuerda que las tarifas siguen muy alejadas de las que manejaba el colectivo en 2008, antes de la crisis, si bien espera "un buen año".