Vigo distinguió ayer con honores a la automoción, puntal de su industria y sustento de miles de familias de la ciudad; y a siete "ejemplos" de -en palabras del alcalde, Abel Caballero- "responsabilidad, emprendimiento, autonomía, compromiso, talento y solidaridad". Durante la gala de los Vigueses Distinguidos se otorgó la Medalla de la Ciudad a la industria de la automoción por su peso en la economía y sociedad y se destacó a la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer (AFAGA); al publicista y profesor Carlos Mañas; al sacerdote dominico Emilio Suárez; al hermano jesuita José Bailón; al Hospital del Meixoeiro; a la Plataforma Galega de Afectados pola Hepatite C y a los agentes de la Policía Nacional Vicente Alló y Vanessa Lage -a título póstumo- con el galardón de Vigués Distinguido. "Todos aglutinan virtudes que merecen el reconocimiento de la ciudad; son hombres y mujeres con los que identificarnos", enfatizó Caballero. El pregón lo pronunció el exalcalde y magistrado Ventura Pérez Mariño. Aunque habitualmente la gala se celebra en marzo, antes de la Reconquista; este año se pospuso, primero por el trágico accidente de Germanwings y después para evitar que coincidiera con el 24-M.

A pesar de ese retraso la gala estuvo marcada por la emoción. Los dos policías galardonados Alló y Lage sufrieron en noviembre de 2014 un trágico tiroteo mientras intentaban impedir un atraco en O Calvario. El primero sufrió graves heridas; la segunda, falleció. Ayer recogieron la distinción de la ciudad el hermano de Vicente, Adrián Alló; y el padre de Vanessa, Juan Emilio Lage. "El galardón reconoce no solo su labor personal; sino la que desempeña la Unidad de Prevención y Reacción y la de todos los agentes de la Policía Nacional de Vigo", explicó Adrián, quien aseguró que su hermano no pudo asistir al acto y mostró su agradecimiento "a todas las personas anónimas que han hecho llegar su apoyo a Vicente y a la familia de Vanessa". Durante la entrega de la distinción, el auditorio García Barbón -donde se celebró la ceremonia- se puso en pie y rompió en aplausos.

El premio a la industria de la automoción lo recogieron el director de la factoría de Balaídos de PSA-Peugeot Citroën, Yann Martin; y Luciano Martínez Covelo, presidente del Cluster de Galicia (CEAGA). "Vigo es un enclave reconocido mundialmente en la industria de la automoción y eso es posible gracias a miles de vigueses, de nacimiento y de corazón, a los que se distingue con esta medalla. Mi primer agradecimiento es para ellos, para los trabajadores de PSA y de la automoción, por su dedicación diaria y voluntad", apuntó Martin. Martínez Covelo destacó el peso de la industria en el área olívica, en la que genera más de 16.000 empleos directores. "Día a día intentamos contribuir al desarrollo de esta ciudad, en la que trabajamos y de la que nos sentimos orgullosos. Damos las gracias a PSA-Citroën por hacer con nosotros este camino, a comprometerse con nuestras empresas y a ayudar a ser mejores", concluyó el responsable de CEAGA: "Este galardón nos obliga a más".

El alcalde subrayó esa huella de la automoción en Vigo, urbe a la que ha convertido en "referencia nacional e internacional". Durante su discurso Caballero repasó algunos de los hitos de la historia local -incluida la expulsión de los napoleónicos, durante la Reconquista- y abogó por luchar "contra la injusticia, el desempleo y la desigualdad, hoy y siempre". La ciudad -insistió el regidor- "quiere seguir progresando hasta ocupar el espacio que nos correspondió, corresponde y corresponderá en la nueva Galicia y en la nueva España". Y para lograrlo apeló a "la vocación inconformista, solidaria y luchadora" de Vigo.

La gala destacó también por su carácter reivindicativo. Mañas censuró las consecuencias de las "falsas promesas políticas" y los recortes; Juan Carlos Rodríguez, presidente de AFAGA, defendió hacer de Vigo un "referente" en la atención a enfermos de Alzheimer; yLeticia Lorenzo Álvarez, de la Plataforma Galega de Afectados pola Hepatite C, urgió a no olvidar el camino que "todavía queda", en especial en las prisiones. El médico jubilado Juan Mata -en representación del Meixoeiro- mostró incluso su deseo de que el nuevo hospital conserve el "anhelo de progreso" del centro en el que él trabajó. El discurso más reivindicativo fue sin embargo el de Emilio Suárez, quien cargó contra las políticas que "obstaculizan la inserción social y reafirman la pobreza" y pidió una mayor implicación de la Iglesia y las Administraciones. Recordó que Coia espera desde hace años por un Centro Cultural, mostró su "solidaridad" con las reivindicaciones de la plantilla de Povisa; se refirió incluso a la instalación del Alfageme en la rotonda y pidió a los policías que declararon haber sido heridos durante una de las protestas en la rotonda "que digan toda la verdad" y se acojan a "la objeción de conciencia". Su intervención terminó con quejas de varios asistentes a la gala que, desde las butacas, se levantaron criticando la instalación del Alfageme. Uno de ellos incluso subió al escenario.

El acto empezó y acabo con dos actuaciones musicales en las que se interpretaron Brucia la terra y Carmen, de Bizet. A la gala acudió el obispo, Luis Quinteiro Fiuza; la delegada de la Xunta, María José Bravo Bosch; además de ediles de los tres grupos representados en la Corporación municipal -PSOE, PP y la Marea de Vigo- y representación del BNG. La cita ocupó buena parte del teatro García Barbón.