El edificio que Manuel Gómez Román proyecta para don Tomás Carrera en el número 25 de la calle Alfonso XIII tiene la virtud de la arquitectura a pequeña escala y de la integración (junto a los edificios del arquitecto José Franco Montes en colindancia con aquél) en una imagen homogénea de calle.

Para los que consideran que esta característica es un valor añadido, aquí lo tenemos.

Una pequeña pieza, con un orden de simetría vertical y rígido a partir de una galería apoyada en unos limpios vuelos de cantería y huecos verticales a cada lado. Prácticamente sin ornamentos, con un remate de torreón siguiendo procesos de composición que, por similitud parcelaria, Gómez Román repite en otros puntos de la ciudad como en las calles Uruguay número 9, Taboada Leal número 16 o Colón número 12, entre otros.

Muy al contrario de otra arquitectura de gran escala (Pastor, Simeón, Mülder o Correos y Telégrafos) y con connotaciones eclécticas, parece que en estas pequeñas piezas empieza a encontrar una arquitectura menos ornamentada. Sin llegar al racionalismo.

Muy al contrario de la complejidad formal de otras obras como la de la calle García Barbón número 91 (compleja y rica composición en fachada, como compleja y rica fue su vida), se mantiene sin grandes alteraciones y forma un armónico conjunto con los números 23 y 27 con frente a la Plaza de la Estación.

Obra de periferia urbana, de posible presupuesto reducido y probablemente por eso contenida. Crea con su entorno cercano una imagen urbana uniforme, sirviendo de ejemplo a otras actuaciones posteriores, aunque menos afortunadas en el tratamiento de los materiales.

Se mantiene otra de la constantes de su arquitectura, el uso del granito, material único y utilizado por todos en la época. Aquí con menos filigrana, si lo comparamos con ejemplos tan significativos, en este característica, como el Banco Pastor el Edificio Simeón, ejemplos de otras formas de entender la arquitectura.

*Decano del COAG en Vigo