Colectivos ciclistas de Vigo y comarca aseguran que no es extraño encontrarse en el monte con obstáculos que dificultan su paso. Muchos lo achacan directamente a "trampas" puestas "a propósito" para disuadir a los bikers de practicar ejercicio. "Cada vez hay más casos de este tipo... Hasta se han llegado a colgar cables de acero entre dos árboles o incluso alambre de espino", lamenta Ramón Troncoso, del Club Ciclista Rías Baixas, quien defiende que con frecuencia los ciclistas velan e incluso colaboran en el mantenimiento de los montes: "En general, se mantienen las zonas limpias y recogidas".

Jorge Adrián Costas, del club +Enduro MTB, insiste en los efectos positivos del paso frecuente de bikers. "En el circuito donde se produjo el accidente hay mucha afluencia de gente que va con su bicicleta; es una zona que no arde desde hace años y han desaparecido vertederos que antes había" -anota Costas- "No tocamos extremas ni fincas, no hacemos daño a nadie ni modificamos nada".

Costas asegura tener constancia de estacas clavadas en las curvas u otras "trampas" dispuestas para disuadir a los ciclistas. "La piedra estaba puesta a propósito allí", insiste desde +Enduro MTB. Rubén Barreiro, del mismo colectivo, aclara que incidentes como el ocurrido el jueves son "casos aislados". "Lo importante es que la gente reclama, cada vez más, espacio para disfrutar de su bici", apunta Barreiro, convencido también de que la piedra que desencadenó el accidente de la semana pasada "estaba puesta a propósito".

Desde el Club Ciclista Vigués, su presidente, Carlos Villar, reconoce "no tener conocimiento de que ciclistas que practiquen esa modalidad en nuestra asociación se hayan encontrado con trampas". El pasado mayo, los "obstáculos" para ciclistas saltaban a los periódicos al alertar, varios bikers, la presencia de una peligrosa varilla de acero en la ruta del agua del embalse de Eiras. En las fotografías que aportaban podía verse la punta metálica anclada en una zona de paso frecuente de deportistas. En otras partes de la comarca, como Morgadáns, se denunciaron también en abril cables metálicos trenzados entre dos árboles.