El Concello incluyó a finales de 2012 en el programa de educación medioambiental "Camiño a Camiño", la creación de una serie de huertas urbanas en distintos barrios de Vigo con el fin de enseñar a los ciudadanos los conocimientos básicos de cultivo y establecer un espacio de relación entre los residentes de las diferentes áreas de la ciudad. "La iniciativa comenzó en noviembre de 2012 con la instauración de la primera huerta ecológica en Fontáns. Entre abril y mayo del año pasado nació el espacio ecológico de Teis, y posteriormente aparecieron nuevos proyectos en Navia, Sardomela y en Ramón Nieto, donde hay una huerta muy pequeña, dedicada exclusivamente a labores comunitarias y producción de semillas", explica Jorge Torres, actual monitor del programa en Teis.

Para poder optar a un bancal en una de las huertas de la ciudad olívica es necesario realizar, en primera instancia, un curso de formación básica ofrecido también por el Concello. En las clases se adquieren conocimientos elementales como por ejemplo, los tipos de cultivos principales, cuáles son los propios de cada temporada y cómo se asocian entre ellos. "Es una formación bastante simple que se puede poner en práctica gracias a la ayuda de los monitores", afirma Antonio Souto, voluntario en la huerta de la calle Pedro Alvarado.

La dinámica de una jornada en una huerta se inicia con las palabras del monitor, que explican cómo plantar las diversas variedades de verduras en temporada. Una vez desmenuzado el proceso es el turno de que los voluntarios lo apliquen en sus respectivas parcelas. "De pequeño ayudaba en el campo a mi padre y a mi abuelo. Gracias al programa he refrescado sus enseñanzas, al mismo que tiempo que he aprendido nuevos conceptos, como la asociación de cultivos", asegura Ricardo Ramiro, que se inscribió en la huerta de Teis porque "añoraba la tierra". Por su parte, Antonio destaca la figura del instructor como clave en el proceso de aprendizaje: "Las indicaciones que nos aportan son muy buenas. Nos corrigen los errores y nos instruyen en todo lo relacionado con las plantaciones y las semillas".

Entre las ventajas de esta innovadora actividad ecológica, los usuarios destacan la calidad del producto y la posibilidad de llevar a cabo una labor en conjunto. "Suele pasar que lo que es fruto del trabajo propio, se valora más. Aparte, al seguir de cerca el proceso de gestación de las verduras, nos aseguramos saber lo que comemos", resalta Antonio. "Más que la cantidad de alimentos cultivados, lo realmente importante es estar rodeado de gente y poder relacionarse con ellos, es algo que da vida", indica Ángel Martín, agricultor primerizo en Pedro Alvarado.

En las parcelas de labranza promovidas por el Concello conviven dos perfiles agricultores muy diferenciados. Por un lado, hay gente mayor que siempre ha tenido una aldea, pero que debido a a su traslado a la ciudad, no pudieron continuar con las labores de campo. Por otro lado, se encuentra otro perfil de jóvenes concienciados con un tipo de alimentación más ecológico.

Ricardo, de 42 años y residente en Beade, comenta que "ahora puedo retomar las tareas de campo y liberarme del estrés del trabajo y la ciudad". Susana Álvare, voluntaria de 52 años en Teis, explica que el principal motivo para inscribirse en la huerta escuela, fue "aprender a cultivar para comer mejor".