Admirar el plumaje de los halcones, patos o periquitos; el sinuoso zigzagueo de las culebras; o los ágiles movimientos de caballos, corderos e incluso delfines no siempre exige acercarse al zoo de A Madroa. A veces llega con asomarse a la calle. Desde enero la Unidad Medioambiental de Intervención Rural (UMIR), de la Policía Local, retiró de las calles, arenales y fincas de Vigo cerca de 80 animales. En su inmensa mayoría -casi medio centenar, solo entre enero y principios de mayo- son perros abandonados; pero en la larga lista de especies rescatadas por la UMIR se cuentan también medusas, cabras, caballos, corderos, un alcotán o incluso una enorme colmena de abejas localizada en Camposancos o un zorro perdido en enero en el puerto del Berbés.

La actuación más reciente del UMIR se produjo esta misma semana. El martes los agentes capturaron dos culebras, un ejemplar de la especie "escalera" enroscada en la entrada de un bar de Coruxo; y una "bastarda" que se había quedado atrapada en la red que protege un huerto de Sárdoma. En ambos casos el reptil rondaba entre el metro y los 90 centímetros de longitud. A lo largo de mayo el UMIR rescató también un halcón, en Avenida de Castrelos; un pato en la isla de Toralla; una oveja perdida en el parque de Castrelos; una gaviota, en Torrecedeira y varios perros.

Los expertos de la Unidad de Medio Ambiente disponen de un estudiado protocolo para afrontar cada caso. Desde el Concello explican que si los animales localizados pertenecen a especies protegidas, autóctonas y están sanas se devuelven a su hábitat natural. En caso de que el ejemplar presente alguna lesión se traslada al Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de Cotorredondo, dependiente de la Xunta. Del animal se hace cargo un agente forestal que se desplaza a Vigo.

Si el espécimen es doméstico se identifica, se localiza a su dueño y se traslada de forma temporal al Servicio de Protección municipal de animales de A Madroa. Idéntico proceso se sigue con animales domésticos que no portan el chip que identifique a sus propietarios. Cuando los ejemplares son de tipo ovino, caprino o caballos, se trasladan al depósito de animales, donde -gracias a un concierto con Medio Ambiente- se cuidan y alimentan hasta que aparecen los dueños.