La cascada de titulares con cifras de paro récord, recortes asfixiantes, previsiones poco halagüeñas o balances en negativo ocultan, para el prestigioso filósofo Jesús Mosterín, lo más básico y real: La lógica del tiempo y la perspectiva que aporta. Con esa herramienta en el bolsillo, el catedrático por la Universidad de Barcelona demostrará hoy en el marco de las Jornadas del Grupo Aletheia que la crisis que atravesamos poco tiene de "excepcional". A las 17.00 horas comienza su conferencia - "Nuestro tiempo"- en el Auditorio municipal de Praza do Rei.

-La crisis económica nos invita a creer que vivimos una época excepcional. ¿Es así en realidad?

-Es cierto que hay una cierta retórica en el sentido de que vivimos la gran crisis de todos los tiempos, que resulta algo extraordinario; pero el tiempo existe porque las cosas se mueven -los días porque la tierra gira sobre su eje, por ejemplo- y que tengamos ahora una crisis no resulta en realidad tan raro ni sensacional. En los últimos siglos se han registrado períodos similares, algunos de ellos más graves que el que vivimos ahora nosotros.

-Quizás estemos obcecados soportándola y eso nos prive de la perspectiva necesaria.

-Yo recuerdo estar en Perú y ser tal la inflación que la gente iba al mercado con bolsas llenas de monedas. Aquí tenemos problemas graves que debemos solucionar; pero decir que atravesamos una crisis global o el inicio de una nueva época me parece que responde a una retórica barata que nada explica.

-¿No estamos viviendo entonces un punto de inflexión?

-En absoluto. Seguramente en algún momento sí se produzca algún cambio que nos saque de esta época: la desaparición de los estados nacionales, un uso del dinero distinto, descubrimientos científicos extraordinarios... Pero nada de eso está ocurriendo. Ni siquiera el clima está cambiando tanto en realidad.

-Eso desde un punto de vista económico; pero... ¿Y la cultura? ¿Cómo es nuestro tiempo desde esa perspectiva? ¿Se crea calidad? ¿Se demanda?

-Pues es bastante normal. No veo que se reflexione menos que en otras épocas. Vivimos una época en la que se publican muchos libros -buenos y malos-, se hacen muchas películas... Pero yo, por ejemplo, que soy autor, no veo que mis libros se vendan ahora menos que hace 20 años.

-¿Está aportando nuestra generación hallazgos y obras que vayan a destacar en la Historia?

-En todos los campos se hace algo. En ciencia, por ejemplo, hallamos hace muy poco el Bosón de Higgs, que fue un gran descubrimiento. También tenemos en marcha investigaciones que nos podrían llevar en años a hallazgos tan grandes como que pudiera haber vida o inteligencia en otros planetas y galaxias. La ciencia, desde luego, está muy activa. No recuerdo que la disciplina en España haya estado mejor o peor en el pasado que ahora.

-Parece optimista.

-Yo no pretendo ser optimista ni pesimista, sino realista.

-Estas jornadas buscan acercar la Filosofía a la sociedad. ¿Cree que la disciplina está divorciada del gran público?

-La Filosofía no ha sido nunca una cosa que haya ocupado mucho a la gente. En la época clásica de Platón o Aristóteles en Atenas era un asunto de 30 o 40 personas; es decir, algo absolutamente minoritario. A la mayor parte de la gente no parece que sus cuestiones o las de la ciencia les interesen mucho. Sí es verdad que las decisiones que toman los individuos, gobiernos, empresas... vienen determinadas por que se adopten con una cierta racionalidad y en eso, en crear un clima intelectual que prime la racionalidad y el pensamiento riguroso y reflexivo, sí puede ayudar la disciplina de los filósofos.

-Tal vez si tuviésemos más músculo filosófico no hubiésemos tomado las malas decisiones que ahora nos pasan factura.

-Eso es evidente; pero lo pasado, pasado está. Ya que nos hemos comportado con cierta locura en el pasado lo que debemos hacer ahora es actuar con la mayor racionalidad posible. Y a eso contribuye la filosofía. También a mejorar nuestra propia comprensión.