“Es un pedazo de ciudad condensada, con una gran piazza, un interior bañado de luz natural, lleno de movimiento, cosmopolita, con rampas, formas escultóricas y mucha potencia”. El arquitecto Thom Mayne esbozó ayer las líneas maestras de la estación del AVE en la puesta de largo de su esperado proyecto, presentado en la Casa das Artes ante el ministro de Fomento, José Blanco; el alcalde, Abel Caballero; el conselleiro de Infraestructuras, Agustín Hernández; el presidente de Adif, Antonio González, y medio centenar de personas más del mundo de la política, la empresa, arquitectos, técnicos y representantes sociales. La infraestructura que sustituirá a la actual terminal de Urzáiz está llamada, según garantizó el Premio Pritzker americano, -que trabaja en el diseño desde finales de 2008-, “a transformar Vigo” cuando esté terminada. Los socios en España de Morphosis, el estudio de Mayne, apuntan que las obras arrancarán en un año y en el primer semestre de 2014 podrá inaugurarse el macrocomplejo ferroviario, que incluye un centro comercial con casi 200 locales.

Un vídeo de tres minutos, varias infografías y dos nuevas maquetas -una de la estación encajada en la trama urbana y otra con las secciones del hueco desde el acceso por Vía Norte hasta la planta baja-, apoyaron la presentación de Mayne, que incidió en su explicación en que la obra “no es un edificio propiamente dicho, sino un paisaje”, de tal modo que “cuando esté acabada, parecerá que siempre estuvo allí y pertenecerá a la ciudad”. El elemento principal que caracteriza la estación desde el exterior es la piazza sobre la cubierta, un espacio de 26.000 metros cuadrados ocupado por una extensa superficie de paseo, dos zonas verdes elevadas -bajo las cuales se instalarán locales de restauración y otros negocios-, un techo central acristalado y un frente de 450 metros de longitud abierto a la Ría. En el interior, el rasgo más significativo del edificio es el hueco de descenso hasta la planta baja a través de los dos niveles comerciales, con un complejo esqueleto de rampas y otras estructuras y una gran vidriera que permite ver el mar. La fachada, con la salvedad del ventanal, está proyectada en material metálico semitransparente, previsiblemente acero. El presupuesto total de la obra asciende a 181 millones de euros.

“Conectará las instalaciones ferroviarias con los espacios públicos, y va a ser un elemento generador de las futuras infraestructuras urbanas”, destacó Mayne. Además del acceso superior por Vía Norte, se mantendrá el actual por la Plaza de la Estación, donde habrá una parada de taxis. La superficie construida del complejo será de 122.548 m2, según los datos de Adif. Debajo de los niveles comerciales se proyectan dos sótanos de parking con 1.350 plazas, y a 15 metros bajo tierra estarán los andenes de 400 metros de longitud, con seis vías para el embarque y desembarque de pasajeros. Esta parte estrictamente ferroviaria se ejecuta de forma independiente a la actuación de Mayne, y ya está adjudicada en 68,5 millones.

La excavación arrancará “muy pronto”, según explicó el ministro de Fomento, y este verano se pondrá en marcha la terminal de Guixar, ya en su fase final de obras y adonde se desviarán los trenes en tanto no se materializa la estación del AVE. Los talleres de mantenimiento ahora ubicados en Urzáiz se trasladarán a Redondela. El proyecto presentado ayer define las características básicas del futuro complejo ferroviario, pero Morphosis trabaja ya en el constructivo. El calendario fija para final de año la adjudicación de las obras, que arrancarían en el primer trimestre de 2012 y concluirían 24 meses después. Paralelamente, Fomento ha licitado ya el concurso para financiar el coste de la estación mediante la colaboración con un socio privado, que participará en la explotación de las instalaciones comerciales por un periodo de 50 años.

Obra “excepcional”

El alcalde, Abel Caballero, vaticinó que la estación del AVE “supondrá una revolución en el transporte y un impulso a la economía de Vigo”, y calificó de “excepcional” el diseño de Mayne. Mencionó en su intervención a varios arquitectos de renombre y los puso como ejemplo del modelo a seguir en la “construcción” futura de la ciudad. Algunos de ellos ya tienen obra ejecutada, caso de César Portela -cuya última intervención en la urbe es el Auditorio-, e Irisarri y Piñera, autores de la plaza de El Pueblo Gallego y la sede del Colegio de Arquitectos en Vigo. Otros tienen proyectos pendientes de materializar en zonas estratégicas, como Alfonso Penela, autor del plan para el Barrio do Cura. Y tampoco se olvidó de citar a Jean Nouvel, al que el Puerto adjudicó una operación de transformación de su fachada central impulsada por el propio Caballero, que paralizó Corina Porro a su llegada a la presidencia de la Autoridad Portuaria. El alcalde no desiste y mantiene que en el futuro se va a recuperar.

“Lo que algunos consideraban un sueño irrealizable es ahora una realidad irreversible”, enfatizó sobre la estación de Thom Mayne, y destacó el “compromiso” del ministro Blanco, tanto en el propio proyecto del complejo para el AVE como en el resto de actuaciones ferroviarias. “Hubo que relanzar un tren ambicioso para que Vigo estuviese en los mapas y las redes de la alta velocidad. La entrada, tal y como estaba prevista, abría la ciudad en canal, y ahora llegará en un túnel de ocho kilómetros”, comentó el alcalde, en referencia a que el Gobierno central actual cambió trazado del acceso a Urzáiz, que antes discurría en zanja en los dos últimos kilómetros. La infraestructura presentada ayer mantendrá a Vigo, apostilló, “a la altura de los mejores”.

Por su parte, el teniente de alcalde, Santiago Domínguez, que también asistió al acto, aplaudió después, preguntado por los medios, el proyecto del Pritzker, “un arquitecto de reconocido prestigio”, manifestó si bien echó en falta que el ministro Blanco hiciese públicos los plazos.