El proyecto de Campus del Mar ya ha conseguido ilusionar a los investigadores, pero éstos advierten que requerirá aunar esfuerzos dentro y fuera de la Universidad y obtener fondos. Si ambas premisas se consiguen aseguran que las posibilidades de que el Gobierno seleccione a Vigo en la próxima convocatoria de excelencia son altas. La inyección de dos millones de la Xunta ha supuesto un "espaldarazo" hacia ese objetivo.

"La competencia es muy fuerte y para llevarse el gato al agua habrá que presentar un diseño que atraiga miradas. Si nos ven unidos, bien organizados y con financiación tendremos más posibilidades. De todas formas, soy optimista porque en medio marino tenemos muchas fortalezas", opina Mariano Lastra, experto en ecología y zoología marina.

El biólogo, que en enero partirá de nuevo a la Antártida, está de acuerdo con el proyecto del Rectorado en extender la cooperación al CSIC y el Instituto Español de Oceanografía, así como a las otras universidades gallegas. "Vigo reúne unas condiciones naturales óptimas y mucha potencialidad en investigación. Todo esto tiene que verse", insiste.

Para Lastra, el comisionado Emilio Fernández es la "persona ideal" para asumir este reto por su currículo investigador y experiencia. Él también se ocupará de llevar a buen puerto en colaboración con el CSIC el Centro Atlántico de Investigaciones Marinas (CAIM). Esta infraestructura ya figuraba en la Ciudad del Mar, sobre la que la Xunta todavía no ha tomado una decisión. "Era un proyecto muy prometedor, pero hay que tirar hacia adelante", reconoce el investigador.

El decano de Biología, Pedro Pablo Gallego, que forma parte de la comisión de trabajo del Campus del Mar, subraya que "por primera vez, Vigo tiene una idea que la une". Defiende el valor estratégico del proyecto para la ciudad y aclara que revertirá no sólo en el ámbito científico, sino también "en el económico y el social".

Gallego también hace un llamamiento a la unidad no sólo dentro de la comunidad universitaria, sino también a instituciones como CSIC, Puerto, Zona Franca o diputaciones. "Y los futuros candidatos a rector deberían hacer un pacto intocable en este tema", propone.

El proyecto de la Universidad es más "ambicioso" que la Ciudad del Mar. De hecho, alcanza al campus ourensano. "Aunque seamos un centro del interior nos sentimos identificados. La idea es muy amplia y su repercusión trasciende incluso el ámbito de la comunidad autónoma", comenta Pedro Araújo, decano de la Facultad de Ciencias, que aglutina grupos de excelencia en oceanografía, climatología y tecnología de los alimentos por los que está llamada a ser uno de los referentes.

El decano añade que incluso los equipos no implicados directamente en el proyecto se beneficiarán. Una idea que comparte el científico Emilio Rolán, del grupo de Genética de Poblaciones. "Será un prestigio para toda la Universidad", aplaude.

Su equipo trabaja en laboratorios del campus vigués y de la Estación de Toralla, una infraestructura que ha permitido hacer "investigación de alta calidad" y que apuntalará la propuesta de la Universidad. "Todo lo que sea mejorar la interacción y los proyectos multidisciplinares es positivo, porque la ciencia cada vez es más compleja", razona.

En Toralla también trabaja parte del grupo que dirige Fuencisla San Juan, concretamente, en reproducción de moluscos bivalvos. "Es un proyecto altamente ambicioso, pero hay que saber cómo tratar y dirigir a los recursos humanos para que no sólo se quede en palabras bonitas. Los científicos de la Universidad le echamos muchas ganas a nuestro trabajo, pero a veces nuestro potencial se desperdicia en papeleo", lamenta.

El recorte de fondos está en la mente de todos, pero aun así están convencidos de que hay que intentar seguir adelante con el proyecto. "Los contratos ya se han reducido durante este año, lo hemos notado, y un Campus del Mar necesita mucho dinero e infraestructuras. Sin fondos suficientes se quedaría vacío de contenidos, pero hay que ser optimistas", confíaFrancisco Rocha, otro de los biólogos de la Estación de Toralla.