Retorna al Concello de Vigo tras su paso por la Delegación de Vivenda de la Xunta durante la etapa del bipartito. Eudosio Álvarez ha sido designado concejal no electo por el BNG para ocupar la plaza que dejó vacante, hace días, su compañera de partido Elena Maure. Todavía no ha tomado posesión -está a expensas de que se fije el día-, pero asistirá ya al pleno de la Corporación de mañana, como responsable del área de Patrimonio Histórico. Asegura que en el Concello “se siente bien”, porque ya conoce el trabajo y porque “tengo muy buena opinión de los funcionarios”.

-¿Con qué planteamiento llega a la concejalía?

-De continuidad del trabajo bien realizado. Por la ex concejala Carme Corbalán primero y con lo que ha hecho Elena Maure, cuyo mérito se le reconocerá con el paso del tiempo, porque ha hecho todo con una seriedad muy grande.

-Le ha tocado un “hueso duro de roer” con el Casco Vello.

-Pero lo conozco bien, desde mi anterior responsabilidad como delegado de Vivenda. Tanto Teresa Táboas como Santiago Domínguez han puesto muchísimo empeño en la recuperación del que se puede llamar el primer barrio de Vigo. Por eso hablo de continuidad. Ya hacía mi trabajo como miembro del Consorcio del Casco Vello y tengo conocimiento de todas las actuaciones que se están llevando a cabo. Va ser complicado, que duda cabe, porque hay grandes problemas que se deben tratar. Pero con la perseverancia y el trabajo duro se puede sacar adelante.

-¿Cuál es el principal problema que hay en el casco Vello?

-Hace diez años se hablaba de Vigo como una ciudad sin historia. Hoy en día es la que mayor historia tiene de la franja atlántica europea. Eso fue posible con el esfuerzo de todos los que tuvieron responsabilidades en el Patrimonio Histórico. Pero hay que seguir recuperando, invirtiendo cada vez más en ese patrimonio de la ciudad y, dentro de él, en el Casco Vello. El principal reto es el diálogo con todos los que participan en el proceso de recuperación. En primer lugar, la asociación de vecinos, que para mi es una pieza fundamental para el trabajo. Y también con los propietarios de las casas y con todos aquellos que se dedican a la promoción privada y a la rehabilitación. Tiene que ser un esfuerzo colectivo. Todo ello presidido por un Consorcio que es la mejor arma.

-Con los cambios en el departamento de Vivenda de la Xunta, ¿habrá problemas?

-Además del impulso político que dio al Consorcio Santiago Domínguez y la Consellería de Vivenda en estos dos años, es cierto que el PP también tuvo responsabilidades antes y también apostó por el Casco Vello, aunque en una fase más inicial. Espero que esa conciencia de consenso y de colaboración para seguir invirtiendo continúen. Hay un programa, hay proyectos y está todo más o menos rodado. Además, hay coincidencia en que la inversión en la rehabilitación de los cascos históricos es también una forma de salir de la crisis. Aún no sé cómo va a funcionar el nuevo Gobierno gallego, pero sí quiero mandar un mensaje de continuidad respecto al Casco Vello.

-Con el corazón en la mano, ¿algún día veremos los vigueses un casco histórico recuperado?

-Con el corazón en la mano y con la cabeza fría. Todos los procesos de rehabilitación de casos históricos han llevado mucho tiempo y mucho esfuerzo. Es una cuestión de perseverancia, de impulso político y de presencia permanente. Con esas premisas, que los vigueses no duden de que vamos a tener un casco histórico que será una de las grandes atracciones de Vigo, incluso turísticas. No va a quedar todo resuelto ni mucho menos. Tenemos muchas actuaciones comprometidas y en marcha, tanto en calles como en edificios. Es continuar en ese esfuerzo. No tengo la menor duda de que, aunque es una asignatura no superada, en varios años estará resuelta.

-Uno de los principales escaparates de la ciudad es la fachada del Berbés, ¿hasta cuándo tendrá ese aspecto tan lamentable?

-Voy a hacer un esfuerzo personal con los propietarios de los edificios que están en esa fachada. Quiero hablar con ellos, buscar soluciones conjuntas, trabajar con ellos, para que esas edificaciones cuanto antes estén recuperadas. Sé que va a ser una labor probablemente de días enteros. El casco histórico de Santiago tenía los mismos problemas. Se empezó allí hace muchos años con el Xacobeo, que permitió un gasto muy alto en la zona, pero a día de hoy aún no está terminado. Debe hacerse con esfuerzo y diálogo.

-¿Hay una receta mágica?

-La perseverancia. El Casco Vello es de los vigueses pero también tiene propietarios particulares que algunas veces no tienen recursos para hacer frente a las obras. No debemos demonizar nada, hay que colaborar todos y evitar eso sí, los últimos acontecimientos, con esos incendios y desplomes. Hay que evitarlos de cualquier manera. Se puede hacer con esfuerzo, porque las líneas maestras ya están trazadas: están el Concello y el Consorcio, pero hay una tercera vía que es la de los propietarios.

-¿Confía en que la Xunta financiará el funicular?

-El funicular no es una curiosidad. Es una condición de accesibilidad. En cualquier ciudad del mundo hay un sistema así. Se hizo un concurso público y una empresa lo ganó proponiendo un coste creo que razonable y asumible. Hay que esperar a ver la nueva Xunta qué disposición tiene. Va ser una de nuestras primeras cuestiones a plantear. Hay que ver qué cantidades aportarán una parte y otra. Cómo podemos negociar esa actuación en términos económicos. Me parece una cuestión muy importante para todo el proceso de integración del Casco Vello, porque se trata de una conexión desde la parte baja del Berbés hasta el Concello.