La decisión es irse y permitir el derribo, pero para regresar. Manuel Dasilva y Charo Amorín anunciaron ayer que se marcharán de la casa amenazada de demolición por sentencia judicial tras meditarlo el fin de semana. Sin embargo, su marcha será provisional, ya que el matrimonio tiene la firme intención de volver. La parcela es urbanizable y, cuando se apruebe el nuevo Plan Xeral, reconstruirán la vivienda. La casa está hipotecada y no podrían hacerlo solos, pero contarán con colaboración económica. "He recibido infinidad de llamadas estos días, pero una me ayudó mucho a decidir", empezó Dasilva. Una persona anónima se ofreció a contribuir a pagar el derribo y levantar otra casa.

"Nos vamos momentáneamente, pero volveremos", anunció el afectado, que compareció junto a su mujer; su prima Susana; y el responsable de la asociación vecinal para hacer pública su decisión. Al acto acudieron un centenar de personas. Dasilva y Amorín se emocionaron en varias ocasiones, pero asumieron que no les queda más remedio que tirar la toalla. "Tarde o temprano la derribarán, y no puedo permitir que nadie sufra lesiones por esto", recalcó. Los vecinos siempre mostraron su intención de llegar con la pareja hasta el final si decidía quedarse en la casa.

Realojo

El matrimonio no tiene adónde ir, pero el Concello les ha garantizado un realojo inmediato. Para agradecer el apoyo recibido el los afectados convocaron a sus convecinos y a los medios y les comunicó su decisión antes que al gobierno municipal. "Queremos dar las gracias de corazón a los vecinos, los compañeros del naval -sector en el que trabaja Dasilva-, la empresa y a la prensa", arrancó el dueño de la casa, "nervioso y emocionado". Pese a dejarla, se mostró confiado en que "al final habrá un final feliz", ya que volverán a Sampaio.

De momento desconocen dónde se les ubicará, pero confían en que no sea lejos del barrio. "Aceptamos el realojo y esperaremos a que nos digan el lugar", señaló el matrimonio. Dasilva anunció que, tras la comparecencia en el local de la asociación vecinal, se pondría en contacto con el concejal de Urbanismo para ponerlo en conocimiento de su determinación y acordar los siguientes pasos. En los próximos días harán las maletas y procederán a la mudanza, antes del derribo, mientras que el Concello remitirá una carta al juez en la que le comunicará que los afectados aceptan motu proprio encargarse de la demolición.

El alcalde les había dicho el viernes que no había otra opción que derruir la vivienda, puesto que de lo contrario el Ayuntamiento recaería en desacato. El juez avisó de que la gerente de Urbanismo podría tener responsabilidad penal si no se demolía.