Los bufetes más prestigiosos de Europa quieren ficharla. Antía Tresandi Blanco se proclamó el viernes ganadora del European Law Moot Court Competition. No es una prueba deportiva ni una olimpiada de conocimientos; no hay medallas ni premios en metálico. Se trata de la competición de mayor relevancia mundial en materia de Derecho Comunitario y de la Competencia. Por algo la promueve el Tribunal de Justicia de la UE, la Comisión Europea y el Consejo de Europa. Participaron 25 equipos de elitistas instituciones académicas de Europa y Estado Unidos pero a la final llegaron dos: el de Antía, por el Colegio Europeo de Brujas (Bélgica) y la Universidad de Harvard. Y la viguesa de 28 años derrotó al rival yanqui. "¡Mis profesores del Santa Irene se pueden sentir los más orgullosos del mundo!", exclama llena de satisfacción.

Antía celebraba ayer la victoria con sus compañeros y amigos del colegio belga donde cursa un máster en Estudios Legales Europeos, un centro fundado en 1947 pero que nunca había ganado la competición. "Estoy muy contenta pero agotada. Ha sido muy duro", dice aunque sin poner mucho énfasis, con una naturalidad que acompleja a cualquiera.

En su colegio se presentaron como aspirantes a integrar el equipo 99 alumnos de 48 nacionalidades diferentes. Ella habla francés e inglés a la perfección, y se maneja con solvencia en holandés y portugués. "Y faltaría más, en gallego", apostilla.

A Antía la seleccionaron junto a otros tres compañeros: Luuk Bressers (holandés), Justyna Gbyl (polaca), Stephen Coutts (irlandés). Desde el pasado mes de septiembre recibieron una intensa preparación comparable a la de una oposición: "Es que es más que una asignatura. Tuvimos que compaginar el máster con el campeonato. Nos quedábamos hasta las tantas de la mañana, estudiando el caso y analizando estrategias. Te preparan hasta el límite; incluso prueban a irritarte, a que te cabrees".

El juego, por decirlo de algún modo, comienza cuando un selecto grupo de siete jueces del Tribunal de Justicia Europeo plantea un pleito virtual. Y a Antía le tocó "representar" a la FIFA y a la UEFA por un caso basado en la "ley Bosman", en honor al futbolista que consiguió eliminar las limitaciones al cupo de jugadores comunitarios. "Vamos, que ahora sé de leyes del fútbol lo que quieras. Si no encuentro trabajo me voy a la FIFA", bromea.

Su futuro laboral lo tiene prácticamente asegurado. A la final, celebrada en la sede del alto tribunal en Luxemburgo, asistieron como público cazatalentos enviados por importantes bufetes. "Contactaron conmigo nada más ganar. Me hacen sentir como un jugador de fútbol internacional", revela sin salir de su sorpresa. Pues sus expectativas laborales acaban de empezar y hasta podría acabar trabajando para los mismos jueces que la examinaron, "una especie de dioses", como así los define esta viguesa nacida en As Travesas.

Tanto éxito precisa de un sólido carácter. Antía todavía no ha tomado ninguna decisión sobre su futuro más inmediato. Acabará el máster, que inició gracias a una beca de 25.000 euros de la Agencia de Cooperación Internacional y del Ministerio de Asuntos Exteriores. "Después ya veré. Ésta es una oportunidad que tengo que aprovechar. Para volver a España tengo tiempo. En Cuatrecasas -bufete donde trabajó dos años- tengo las puertas abiertas, y hay más posibilidades. Pero el regreso ahora no me lo planteo; lo veo difícil", confiesa.

Joven y brillante abogada que apunta alto, su madre Carmen (profesora de Biología en el Instituto Santa Irene) sabe que el lugar de su hija -"muy currona y también muy juerguista; siempre salió hasta las mil"- está muy lejos de Vigo: "¿Cómo no va a haber fuga de cerebros si no hacen nada para que se marchen?", reprocha.