El Obradoiro de Astronomía y Astrofísica llega a su sexta edición. Su organizadora, la profesora Ana Ulla, contará este año con la colaboración de la Asociación Astronómica de Vigo. Las conferencias, abiertas a todo el público, comenzarán el próximo miércoles en el Centro Cultural Caixanova y terminarán un día después con una mesa redonda y un concierto.

- Seis años avalan la consolidación de las jornadas y demuestran que en la ciudad hay interés por la astronomía.

- La astronomía abarca muchísimos temas para tratar y las conferencias siempre interesan, pero lo que más le gusta al público es poder preguntar después a los expertos. La gente aprovecha entonces para interesarse por temas de actualidad o curiosidades. El nivel del obradoiro siempre es muy divulgativo y le pedimos a los participantes que sus charlas sean para todos los públicos. Mi intención ha sido siempre no desligar las humanidades de las ciencias y este año incluimos de nuevo una actuación musical. Las ciencias tienen algo de humanísticas y viceversa.

- ¿Qué tipo de público asiste?

- Empezó siendo muy variado y de todas las edades, pero ahora señalaría que vienen menos jóvenes. Echo en falta esta ausencia.

- ¿Qué tiene la astronomía para ejercer un poder de fascinación a lo largo de los siglos tanto entre expertos como profanos?

- Hace muchos años un científico ruso me dijo que la astronomía era la más romántica de las ciencias y yo opino igual. Esto no significa que en nuestros trabajos los astrofísicos no apliquemos el mismo rigor que los demás investigadores, pero hay una parte muy ligada a la imaginación y el romanticismo. Einstein decía que los físicos son los más imaginativos y es verdad porque durante la carrera entrenas el cerebro para ello y debes sacar conclusiones de donde no las hay. No conozco a ningún astrofísico que no sea vocacional y todo suele venir de que le gustaba ver el cielo de pequeño. Además, la astronomía tiene una vertiente muy atractiva para el público en general.

- ¿Usted también comenzó contemplando las estrellas de pequeña?

- A los catorce años me compre un libro con mis ahorros y salí yo sola con una linterna a ver qué constelaciones era capaz de identificar. Cuando empecé a estudiar, la astronomía me pareció fascinante. Te da las claves para entender el universo entero. La experiencia de trabajar con un gran telescopio como el de Canarias o el de Almería es emocionante. Lo siguiente más raro sería montar en una nave espacial.

- ¿Hay muchos astrofísicos en Galicia?

- Cada universidad tiene al menos un representante. Somos pocos, pero Galicia es, desde hace años, una productora de astrofísicos que trabajan en el resto de España o en el extranjero. La representación gallega es significativa. De hecho, dos de los expertos del Instituto de Astrofísica de Andalucía que participan en el obradoiro son vigueses.

- ¿Y aficionados?

- En Galicia hay muchísimo interés. En estos momentos deben existir unas catorce asociaciones y sólo Vigo cuenta con cuatro. Para la poca actividad que existe en la ciudad relacionada con el tema y considerando que ni siquiera hay un telescopio, tiene mucho mérito.

- ¿Reivindica entonces un telescopio para la Universidad?

- Sí. Casi toda universidad que se precie tiene uno. Santiago tiene varios. Los de gran tamaño se instalan en lugares con sol garantizado, como Canarias porque exigen una inversión de miles de millones, pero Galicia puede tenerlos de tamaño medio. Además siempre son una fuente de recursos.