La cuidada restauración del Oceander afronta su recta final y la sociedad propietaria espera abrir las puertas del que será el primer restaurante flotante de Vigo a lo largo de este mes.

De 56 metros de eslora y 7 de manga, sus propietarios, vigueses asociados al grupo catalán Paradis, lo adquirieron en Alemania, donde paseaba a turistas por el Rhin. Y las especiales características de su casco, concebido para la navegación fluvial, han tenido mucho que ver en el retraso de su nueva "botadura".

Apenas dispone de quilla, lo que en aguas como las de la ría, merma su estabilidad. Sus promotores comprobaron cómo en la zona autorizada por la Autoridad Portuaria para atracar, por fuera del espigón del Náutico, la intensidad del balanceo era incompatible con la comodidad que quieren ofrecer a los clientes.

Para sortear este inconveniente, solicitaron permiso al organismo portuario e instalaron tres pilotes de hormigón separados unos siete metros del muelle. Colocarán el barco entre esas sujeciones y el espigón para intentar reducir al mínimo los movimientos provocados por el mar.

De 11.00 a 1.00 horas

Gonzalo Silva, portavoz de los promotores, estima que entre mediados y finales de este mes los vigueses podrán disfrutar de un aperitivo sobre la cubierta de teca del Oceander. En total, dispondrá de 200 m2 útiles dedicados a la restauración, con tres espacios diferenciados distribuidos entre la primera planta y la superior con diferentes funciones: restaurante, tapería y heladería/zumería. "No seremos un bar de copas más", apostilló Silva tras matizar el horario de apertura, de 11.00 a 01.00 horas.

Paradis ha invertido una importante cantidad de dinero en la transformación de este buque, donde la carpintería adquiere un especial protagonismo. Silva subraya que Paradis ha apostado por Vigo para probar el éxito de estos restaurante-flotantes y asegura que ya hay otro puertos interesados en acoger barcos similares en sus dársenas.