Los centros de días son la solución para aquellas personas mayores que, teniendo la posibilidad de continuar residiendo en su entorno habitual, buscan alternativas terapéuticas y actividades que les permitan mantener y mejorar su calidad de vida.

Estos espacios también destacan por el apoyo y la tranquilidad que otorgan a las familias, sabedoras en todo momento de que sus mayores disponen de las atenciones adecuadas a sus necesidades.

"La finalidad última de nuestros servicios es, por un lado, aportar estímulos para que los usuarios se mantengan activos y comprometidos socialmente, y por otro, prestar apoyo a las familias en el cuidado de sus mayores, evitando que caigan en la pasividad, tanto física como psíquica, y potenciando su autonomía, su realización personal y su dignidad", señalan las responsables de un centro de día vigués.

Para ofrecer una atención especializada, específica y de calidad, cuentan con recursos médicos y neurosicológicos avalados por el soporte profesional de un equipo multidisciplinar integral, que trabaja a diario con constancia y cariño y que está compuesto por educadores-integradores sociales, terapeutas ocupacionales, fisioterapeutas y auxiliares de enfermería, entre otros profesionales.

Los recursos, tanto humanos como arquitectónicos y funcionales, hacen posible atender a mayores con distintos grados de autonomía. Por ejemplo, acuden a ellos personas de la tercera edad que encuentran en estos centros la estimulación necesaria para activar diversas áreas no sólo físicas, sino también conductuales y emocionales, que se ven afectadas por patologías como el alzhéimer o el párkinson.

Amelia

Es el caso de Amelia, de 88 años, quien en un momento dado empezó a dar muestras de apatía extrema, manifestando problemas conductuales y emocionales que se traducían en situaciones de estrés y conflictos para la familia.

Ante esta situación, su nuera María José le planteó la posibilidad de acudir al centro de día, a lo que Amelia en un principio se negó en repetidas ocasiones. No obstante, un buen día y para sorpresa de su familia, lo demandó, momento en el que sin pensarlo más, dieron el paso.

Su asistencia al centro ha influido muy positivamente tanto en su actitud como en su bienestar físico y cognitivo. Los cambios mostrados han supuesto una gran tranquilidad, además, para sus familiares. "Si no la llego a traer, esta mujer sería un vegetal en la cama", afirma María José. Su nieto Fabi señala así mismo una mejora sustancial en su calidad de vida de su abueal y una mayor capacidad de comunicación y sociabilidad.

María

Hay otros casos para los cuales los centros de día representan la continuidad de aquellos cuidados que se requieren fuera del ámbito hospitalario, como la recuperación de capacidades perdidas, derivadas de patologías como ictus, accidentes cerebrales o pérdida de funcionalidad física o cognitiva.

Ángeles, la hija de María (94 años), solicitó apoyo en su domicilio, al que se trasladaron los profesionales del centro para conocer su realidad y valorar las posibles actuaciones ante la absorbente situación de dependencia en la que se encontraba su madre, prácticamente encamada.

Asistiendo al centro, María ha retomado el contacto social con el entorno y recuperado las relaciones sociales, su orientación temporal y espacial y capacidades funcionales como volver a sentarse a la mesa, comer sola, caminar o el control de los esfínteres. "Ha recuperado las ganas de sonreír y cantar, al tiempo que su familia ha podido retomar actividades que habían quedado al margen dado el nivel de dedicación que María necesitaba", explican desde el centro de día.

Antonio

Otro tipo de usuarios son aquellos para los que el avance de su patología representa limitaciones en la funcionalidad física o cognitiva. En estos casos, estos espacios terapéuticos pueden ser el recurso más conveniente si sus familiares quieren evitar la institucionalización permanente.

La dependencia física que representaban los cuidados de Antonio (81 años) mermaban en gran medida la independencia que en su momento tuvo la familia, especialmente la de su esposa Amparo, a quien le era complicado llevar adelante tareas cotidianas que la llevasen a ausentarse del domicilio, aunque fuese por cortos periodos de tiempo.

Dado el desarrollo de su enfermedad, su entorno más cercano decidió que asistiese al centro con el fin de ralentizar en la medida de lo posible el avance de sus patologías y para recibir la asistencia profesional de las que se carece en el domicilio. "Para sus familiares, esto se ha traducido en la posibilidad de retomar las tareas cotidianas de sus vidas desde la confianza de unos cuidados integrales y profesionales", apostillan las responsables del centro de día.

Amelia

Un cuarto grupo de mayores son aquellos que, teniendo un alto grado de autonomía, pasan mucho tiempo solos debido a la situación laboral y personal en la que se encuentran sus familiares. En el caso de Amelia (85 años), su hija Luisa se encontraba desolada y desbordada ante la situación de desamparo y la ausencia de apoyos externos, que se reflejaba en una actitud cada vez más indiferente ante la vida y un comportamiento más asocial por parte de su madre.

"La decisión de traerla le ha costado mucho a Luisa, agobiada por unos sentimientos de culpa potenciados por una presión social que traduce en abandono la asistencia de un mayor a un centro de día. No obstante, su incorporación ha incidido muy positivamente en la recuperación de las capacidades de Amelia, tanto cognitivas como sociales y conductuales, retomando su interés en el "poder hacer", las relaciones sociales y la comunicación con el entorno".

Para su familia, estos cambios han supuesto una mayor fluidez de comunicación en el domicilio, un mejor comportamiento y un cambio cultural a la hora de entender este recurso como el apoyo externo del que carecía en su momento. "Luisa se siente liberada de los sentimientos de culpabilidad ante la evolución de su madre y ha pasado a tener un concepto totalmente diferente de lo que es un centro de día, considerándolo ahora como un trabajo en equipo cuyo objetivo es el bienestar de Amelia", manifiestan desde el centro.