Las razones de las carreras universitarias con más salida laboral

Docencia, consultorías, comunicación, turismo o laboratorios, claves en la inserción de las líderes en empleo: Humanidades, Geografía, Filología Clásica o Ciencia de los Alimentos

Examen de oposición para docentes el pasado año, en Santiago.   | // XOÁN ÁLVAREZ

Examen de oposición para docentes el pasado año, en Santiago. | // XOÁN ÁLVAREZ / C. Villar

Carmen Villar

Carmen Villar

La pandemia ha sacudido la realidad y, en algunos casos, incluso le ha dado un vuelco. Hasta en la inserción laboral de los titulados universitarios gallegos se nota un antes y un después. Humanidades, Geografía, Filología Clásica e ingenierías agroalimentarias, junto a títulos como Ciencia de los Alimentos, tomaron el relevo a Medicina, Enfermería, Fisioterapia e ingenierías como la Eléctrica o en Informática.

Aunque todas estas titulaciones aguanten con una ocupación por encima de la media, en gran medida, las antes conocidas como carreras de letras parecen haber desplazado a sus homólogas de ciencias del podio, al menos por ahora. La enseñanza, en un contexto en el que menudearon las oposiciones, explica en parte los resultados de la última encuesta de la Axencia para a Calidade do Sistema Universitario de Galicia (Acsug), pero no es la única salida para los egresados con un perfil más humanístico: desde comunicación y consultorías, pasando por empleos vinculados al turismo, todos los titulados de estas carreras trabajan.

Clásicas

¿Qué aporta, por ejemplo, a una empresa un egresado en Filología Clásica? Esta carrera de Santiago, que arrancó el curso con la mitad de sus vacantes libres, es una de las que se alza con el 100% de egresados con trabajo. El decano de Filología, Elías J. Torres, explica que el secreto es la “gran transversalidad”, de sus titulados, que atrae cada vez a más empresas y que les asiste también en el autoempleo. “En el mundo de Clásicas siempre se comentaba que los mejores expedientes de Oxford y de Cambridge en estas carreras acaban trabajando en la City de Londres en puestos de relevancia profesional”, apunta.

“Las salidas son muy diversas” y van más allá de las “ideas tradicionales”, léase enseñanza secundaria o investigación. “Hay gente que trabaja en empresas de comunicación y en comunicación de empresas, en el ámbito del turismo, de la economía y del desarrollo local, en promoción cultural o autónomos que montan sus propios proyectos culturales, a veces en el ámbito audiovisual o en el tecnológico o en actividades vinculadas al libro”. La lista es larga.

Lo que aportan estos titulados, también. “Una capacidad de análisis importante de la realidad, una destacada capacidad de comunicación, una visión bastante abarcadora del mundo a partir de la cultura, que no solo se entiende como cultura libresca, sino como el modo en que las comunidades vivieron y actuaron y funcionaron en el mundo y lo hacen ahora...”, desgrana.

Frente al que ve solo “lenguas muertas” en el mundo clásico, opone que están “muy vivas”. “Quien sabe algo de latín y de griego sabe ver el mundo porque tiene una capacidad de relación extraordinaria”, sentencia.

A su juicio, los datos de la Acsug deben conminar a repensar los criterios que guían el mapa de titulaciones, que pone el acento en las plazas cubiertas. “Se habla de números cuando estás creando un empleo de altísima calidad”, sostiene. Filología Clásica se encuadrada entre lo que se conoce como títulos singulares. “Te dejan vivir, pero estas carreras, por como están a veces socialmente caracterizadas, no se promueven y, de conocerse estos datos, probablemente las personas empezarían a verlas de otro modo”, sostiene.

Perfil humanístico

En su centro se imparte otra titulación que destaca por su inserción: Lengua y Literatura Modernas. “Hay que agrupar Francés con Alemán e Italiano y Portugués para hacer una única titulación que cumpla los números, pero resulta ser una carrera que proporciona salidas profesionales muy buenas en términos de salario y calidad del empleo. Aun así, está opacada por esa consideración hacia las humanidades y las lenguas”, explica.

“Porque la tecnología es enormemente útil, pero tiene un carácter instrumental. Alguien deberá pensar hacia dónde vamos y cómo la utilizamos y alguien tendrá que pensar en darle una vuelta a la oferta académica y a la concepción de la enseñanza superior”, enfatiza.

Lo mismo destaca la decana de Humanidades y Documentación de Ferrol, Manuela Santos, quien aduce que a las máquinas hay que programarlas “y no se trata de formar a profesionales sin más, sino a buenos profesionales y a profesionales buenos”, reivindica. “La toma de decisiones no es a misma sin una formación cultura, humanística y ética”, subraya.

“El perfil humanístico aporta reflexión intelectual y fomenta mucho el espíritu crítico. No es casual que los dueños de empresas de renombre internacional hayan estudiado carreras de letras”, defiende Santos. Pone el acento en ética o deontología, porque “no se trata simplemente de avanzar por avanzar o producir por producir, sino de cómo se produce y se avanza y estos grados aportan una sensibilidad especial”.

Sus egresados salían formados en historia, geografía, filosofía, antropología, literatura... y sobre todo hallaron salida en la docencia. “Es una pena que la Xunta valorase en cierto momento solo los números”, comenta. Ahora, “la situación está empezando a cambiar y se está empezando a ver más conciencia de la necesidad de una formación humanista. De alguna manera, para preparar el camino para el futuro hay que conocer muy bien el pasado y comprender los errores que se cometieron y que no deben repetirse”, señala en la línea de Torres.

Sitio para la letras

“Tenemos que seguir luchando por las humanidades. Hay sitio para las letras. No deben menoscabarse”, proclama. Sin embargo, esa carrera de Humanidades, cuyos egresados tan buena inserción registran según la Acsug, es una de las que cayó víctima de los números. El año pasado se graduó la última promoción y solo queda algo parecido en Lugo, en la USC, aunque reconvertida en Gestión Cultural.

Pese a que se quedaron sin ese grado, asegura que en su facultad siguen apostando por imprimir esa vertiente a todas las carreras del centro, como Gestión de Moda y Relaciones Internacionales. En sus instalaciones se forman además los expertos en Documentación e información, igualmente líderes de inserción: trabajan en museos, bibliotecas, archivos, pero también en los departamentos de documentación de grandes empresas. De hecho, el 28 de abril está programada una jornada en la que las humanidades y la transformación digital irán de la mano, con ponentes responsable de documentalismo del Sergas, Navantia o Mediaset.

Ordenación del territorio

Y mientras algunos sostienen que el mundo empequeñece, los geógrafos están cada vez más solicitados. Rubén Lois, director del departamento de Geografía de la USC, explica que la inserción es muy elevada y no solo educación –salida que ha perdido peso–, sino más orientada a consultoría y asesoramiento en cartografía, ordenación del territorio, planificación territorial o desarrollo territorial, tanto en el ámbito local como en otros superiores.

El punto fuerte de sus egresados, explica Lois, es su manejo de los modelos de información geográfica. Incluso les reclaman desde consultoras estudiantes de 4º curso. El manejo de la herramienta, de la cartografía asistida por ordenador, se complementa con una formación en ciencias sociales y humanas y les permite redactar planes urbanísticos. En su facultad la apuesta es por la calidad, no por la cantidad, y aboga por defender la viabilidad y no los números para aguantar los grados.

Alimentación

Francisco Javier Rodríguez Rajó es el decano de la Facultad de Ciencias del campus de Ourense. Sostiene que se tarda menos en encontrar trabajo que en terminar los estudios de tecnología de los alimentos. “Durante la pandemia se vio la importancia de la alimentación. Hoy se crean nuevos productos que deben reunir una serie de características para ayudar a la salud”, indica. ¿Qué salida tienen los egresados en esta rama? Pues para vigilar la seguridad alimentaria, controlar la calidad, trabajar en laboratorios o departamentos de producción de las empresas, desarrollo de nuevos productos, comprobación de la legislación alimentaria o etiquetado… “Incluso se están reclamando para inspectores de fronteras y de consumo”, dice.

El grado de Ingeniería Agraria tiene aún más salida. “En algunos casos se reclaman incluso antes de terminar los estudios”, resalta.

El decano cree que igual la rama de la alimentación no está bien publicitada porque se engloba en la Facultad de Ciencias. “Pero cogió impulso gracias al programa de televisión Master Chef, porque se ven nuevos productos y nuevos formatos. Y también porque se le da más importancia a la alimentación en los últimos años por sacar productos que mejoren la salud o, por lo menos, no la dañan. O que las intolerancias a la lactosa generen un aumento de la demanda de nuestra carrera”, cuenta Rodríguez Rajó.

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