El 78% de las gallegas que abortan van a la privada para evitar la burocracia de la pública

Si la gestación está poco avanzada se puede resolver en días con una pastilla, cuando en el Sergas se demora semanas | Bajan un 37% las interrupciones del embarazo en una década

Una ecografía de embarazo.

Una ecografía de embarazo. / Alexander Raths

Paula Pérez

Paula Pérez

Casi ocho de cada diez gallegas que abortan acuden a clínicas y hospitales privados. De las 2.284 interrupciones voluntarias del embarazo que se practicaron en Galicia en 2021, solo 504 se realizaron en centros públicos. El Sergas, sin embargo, garantiza esta prestación en la totalidad de sus áreas sanitarias. Lo que ocurre, según los expertos, es que las mujeres eligen la sanidad privada para eludir las demoras y la burocracia del sistema público. Un aborto en el Servicio Galego de Saúde puede retrasarse entre cinco y seis semanas pues hay que pedir cita primero con el médico de familia o en el centro de planificación familiar, luego acudir a una consulta con un psicólogo, que pueden ser hasta dos, después hacer una ecografía y, por último, acudir al hospital. “En una consulta privada, si es un embarazo de menos de 8 semanas, a los dos o tres días te prescriben la pastilla abortiva y ya está solucionado”, explica el ginecólogo y expresidente de la Sociedade Galega de Obstetricia e Xinecoloxía, Casimiro Obispo.

“La burocracia lo complica todo. Por eso la mayoría prefieren ir a una consulta privada y resolverlo rápido. Es más cómodo”, asegura este especialista. El coste en la privada es además asumible. Se tiene que pagar la consulta con el médico, que puede rondar los 100 euros. Y la pastilla abortiva cuesta solo 8 euros. Esta solución es válida para las mujeres que tienen un embarazo de menos de ocho semanas, que son la mayoría –el 73 por ciento de todos los abortos–.

“La burocracia lo complica todo. Por eso la mayoría prefieren ir a una consulta privada y resolverlo rápido”

Casimiro Obispo

— Ginecólogo

Aún así, también hay mujeres que acuden a la pública y son derivadas a la privada a abortar, pero Casimiro Obispo aclara que la razón es la misma. “Se hace por conveniencia para la paciente y para el Sergas porque así va todo más rápido”, explica.

La nueva ley del aborto que se está tramitando en las Cortes obliga a todos los hospitales adscritos al Sistema Nacional de Salud a garantizar la práctica de abortos. En algunas comunidades hay centros de la red pública donde no se hacen interrupciones voluntarias del embarazo. La principal razón es que no encuentran a personal sanitario dispuesto a practicarlos porque se acogen a la objeción de conciencia.

abortos en galicia W

abortos en galicia W / Hugo Barreiro

La situación es especialmente grave en cinco comunidades donde ninguno de sus hospitales públicos practica abortos: Extremadura, Madrid, Castilla-La Mancha, Murcia y Aragón.

No es el caso de Galicia. En los siete hospitales del Sergas se ofrece esta prestación. Pero los protocolos obligan a dar una serie de pasos, que hacen desistir a muchas gallegas, que además buscan la discreción que les ofrece ir a una consulta privada. “En el caso de la pastilla abortiva además, en algunos hospitales públicos como el de Vigo, se requiere ingreso”, aclara Casimiro Obispo.

Castilla y León

Sobre la polémica desatada en Castilla y León por la propuesta de Vox de obligar a los médicos a ofrecer a las mujeres que quieran abortar una ecografía 4D y escuchar el latido fetal, este ginecólogo prefiere no opinar y tomarse un tiempo para reflexionar al respecto. Advierte, en todo caso, que el 99 por ciento de las mujeres que acuden a su consulta para poner fin a su embarazo lo tienen “muy claro”. “No serviría de nada enseñarles una ecografía”, apunta.

En todo caso, la cifra de abortos en la comunidad autónoma lleva años de descenso, según reflejan las últimas estadísticas del Ministerio de Sanidad. En una década se redujeron un 37 por ciento y en 2021 continuó la bajada con seis interrupciones menos del embarazo que el año anterior. Galicia es además la comunidad autónoma con la tasa más baja del Estado: 5,37 por cada 1.000 mujeres de entre 15 y 44 años, muy por debajo de la media del 10,70.

El expresidente de la Sociedad Gallega de Xinecoloxía, en todo caso, duda de las estadísticas oficiales y advierte que hay muchos abortos realizados en la sanidad privada que no se comunican. Aún así, confirma que están descendiendo.

Entre las jóvenes de menos de 20 años en 2021 solo se registraron 196 interrupciones voluntarias del embarazo. El mayor número de abortos se da entre mujeres de 30 a 39 años (el 42 por ciento), aunque también hubo 260 gallegas de más de 40 años.

Según el nivel de estudios, más de la mitad tenían bachillerato o un ciclo de FP, aunque también hubo 431 abortos entre mujeres con título universitario.

En la mitad de los casos las gallegas que interrumpen su gestación ya tienen algún hijo. Y resulta llamativo que un tercio de las mujeres que toman una decisión tan drástica como poner fin al embarazo ya habían pasado antes por un aborto: incluso hay 83 mujeres que se sometieron tres o más veces a este proceso. En estos embarazos indeseados, la mitad reconoce que no había utilizado ningún método anticonceptivo en sus relaciones sexuales.

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