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Una ABAU heredera de la pandemia

El protocolo que regulará las pruebas de 2023 mantiene numerosos criterios “preventivos” tomados de la experiencia del COVID, aunque desaparece la obligación de usar mascarilla

Pruebas de selectividad este año. XOÁN ÁLVAREZ

Apenas quedan vigentes medidas restrictivas implantadas por la pandemia, pero la Comisión Interuniversitaria de Galicia (CiUG) ha decidido mantener para la convocatoria de selectividad del próximo año algunos criterios “organizativos y preventivos” aplicados durante la ABAU de los años 2020, 2021 y 2022.

Entre ellos, evitar la coincidencia de todas las materias comunes en el primer día de la prueba para impedir altas concentraciones de alumnos, dejar asientos libres entre los estudiantes o mantener ventiladas las aulas.

Así figura en el protocolo que regirá la realización de los exámenes de acceso a la universidad en las convocatorias de junio (ordinaria) y julio (extraordinaria) de 2023, que además serán los últimos con el actual modelo, ya que a partir de entonces se evolucionará hacia otro esquema que pivotará sobre una prueba de madurez.

La mascarrilla, opcional

El uso de mascarilla queda a juicio de cada alumno y de los profesores encargados de la vigilancia –este año era obligatoria su utilización–, pero sí se conservarán en 2023 muchas otras medidas destinadas, sobre todo, a evitar las aglomeraciones. Además de espaciar las materias comunes entre varios días, las aulas solo podrán ser utilizadas a la mitad de su capacidad, dejando una silla sin ocupar entre los alumnos sentados en la misma fila, colocarlos en zig-zag de forma que no queden justo detrás uno de otro o, en el caso de que las dimensiones de la clase lo permitan, ampliar la distancia entre los jóvenes lo máximo posible.

Habrá que desinfectar las aulas entre jornadas y los encargados de la vigilancia serán los responsables de mantener abiertas las ventanas durante los exámenes y en los descansos. Si las condiciones meteorológicas son adversas e impiden una ventilación constante, entonces la CiUG ordena abrir las ventanas un cuarto de hora al inicio y al final de cada examen y de dos a cinco minutos en intervalos de quince durante la celebración de los mismos.

Eso sí, a diferencia de los tres años anteriores, en la próxima selectividad no habrá restricciones específicas de acceso y los alumnos se podrán colocar en varias filas, “guardando una distancia interpersonal prudente”, a la espera de ser llamados para sentarse. Este año, por ejemplo, solo se permitió una fila única.

Dispositivos electrónicos

Una novedad es que se insistirá al inicio de cada prueba que no se podrá llevar teléfono móvil reloj o cualquier otro dispositivo electrónico activados, como auriculares, ya que el alumno se expondrá a ser expulsado, anulársele la prueba total o parcialmente o recibir un cero como calificación.

Es más, los estudiantes deberán acudir a los exámenes con las orejas despejadas de forma que los vigilantes puedan comprobar, sin generar molestias, que no llevan auriculares para que les chiven las respuestas.

En caso de que un joven no pueda acudir por estar enfermo de COVID, debidamente acreditado, se podrá presentar a la convocatoria de julio y se le considerará, a efectos de acceso al sistema universitario gallego, alumnado de convocatoria ordinaria.

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