En su planificación de la acción de gobierno para lo que queda de década, la Xunta ha definido el demográfico como uno de los principales retos que tiene la comunidad autónoma por delante, sabido como es su progresivo envejecimiento y regresión de la natalidad. Tanto es así que el Ejecutivo autonómico no duda en advertir de que Galicia afronta una “revolución demográfica en ciernes” que se convertirá en “realidad” durante este decenio por los altos niveles de población mayor y, “por primera vez en su historia”, la falta de ciudadanos en edad de trabajar.
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Los números que sustentan este vaticinio parecen evidentes. Para 2030, dentro de ocho años, la población gallega con edades comprendidas entre los 25 y los 44 años habrá disminuido un 25,7%. En comparación con el comportamiento del conjunto de España o de la Unión Europea, el declive demográfico previsto en Galicia es mucho más intenso, pues en la UE la reducción de esta cohorte de población solo será del 7,6% y en el Estado, del 13,9%. Por tanto, el ritmo de regresión la comunidad duplica el de la media española y triplica el europeo.
Esta evolución apenas mostrará diferencias entre las cuatro provincias. La caída es prácticamente la misma en todas, oscilando entre una caída del 25,3% de Pontevedra y del 27,6% en Lugo.
Y también es significativo, como destaca la Xunta, la merma de la población menor de 15 años. En ocho años se reducirá un 24,6%, aunque en este caso la diferencia con la previsión para el conjunto de España es menor, pues en el Estado descenderá un 18,3%.
En ambos casos la evolución difiere también bastante de la de la UE, donde la merma solo será del 6,9%.
A este declive se suma, en Galicia, que el colectivo de los mayores de 85 años se incrementará en lo que queda de década un 11,5%, que en este caso y para esta cohorte de edad es inferior a la evolución de España (15,2%) y Europa (23,3%).
La edad media de los gallegos rondará los 60 años dentro de dos décadas
Ampliando la previsión hasta el año 2035, se espera que la población gallega descienda en unos 300.000 habitantes, de los que casi la mitad (139.000) corresponderá a zonas rurales, con lo que se acentuará la pérdida de trabajadores activos en estas áreas, que ya pasaron de representar el 31% en 2008 al 20,4% en 2018.
En este contexto, el documento de planificación de la acción de gobierno de la Xunta propone impulsar las medidas de apoyo a la natalidad, fomentar la conciliación de la vida laboral, personal y familiar, respaldar a las familias numerosas con acciones como corregir las trabas de los actuales sistemas de prestación de ayudas, o promover la anticipación de la edad en que se crea el proyecto familiar.
El objetivo es superar el actual marco en el que la Xunta determina como “debilidades” el retraso en la emancipación y en la edad de procreación por las dificultades de acceso al mercado laboral y a una vivienda en condiciones, el éxodo de un “importante número” de jóvenes hacia otras comunidades y al extranjero, la excesiva responsabilidad familiar en el cuidado de menores y dependientes, la insuficiente diversificación económica en el rural, el progresivo envejecimiento la población o la tasa de riesgo de exclusión social por encima de la media entre la población menor de 24 años así como en familias con menores a cargo o monoparentales.