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Unas vacaciones como en casa... pero en la tuya

Más de 2.100 familias gallegas intercambias sus viviendas para hacer turismo

Los cinco de la familia, en un intercambio en Estepona. FDV

Marta Lamas y Jaime Antón, en Toronto.

A pesar de haber viajado a 70 destinos en doce años y ser familia numerosa, Marta Lamas Quintela, su marido Jaime Antón y sus tres hijos no han invertido en sus estancias ni mil euros en total. Y eso que han volado –y repetido– a EE UU, pasando por México, Brasil, Rusia, Singapur o Estambul. La razón es que ahorran el presupuesto en hospedaje, porque que intercambian su casa.

¿El último sitio en el que han estado? “Canadá, la semana pasada”, confiesa esta trabajadora de Inditex que puede presumir de cinco semanas libres al año, compatibles con las de su marido, funcionario, para promover que otros viajeros se hospeden en su residencia en Ferrol o en la casa de verano en Ares y, a cambio, continuar haciendo turismo de intercambio.

Siguiendo con este ejemplo, real, esta familia coruñesa acaba de recibir el pasado martes a otra californiana que, de ruta por el norte español, hace parada en Galicia tras conocer San Sebastián, para luego finalizar en Peniche, punta de la nariz de la costa de Portugal. Todos usan la plataforma HomeExchange, una de las de mayor tradición y número de usuarios, con 450.000 casas en 159 países, de las que 60.000 se ubican en España.

En Galicia, la citada plataforma HomeExchange ya registra 2.129 viviendas, de las que la inmensa mayoría se sitúan en A Coruña (47%) con 1.016 casas de intercambio y Pontevedra (36%), con 778 casas registradas. Muchas de ellas se ubican en Sanxenxo, Marín, Pontevedra y lugares costeros turísticos. Por detrás están Lugo, donde se intercambian 206 residencias de particulares y Ourense, con 139, según datos que facilita la responsable de comunicación en España de HomeExchange, Pilar Manrique. Es más, la experta asegura que “la pandemia consolidó este tipo de turismo”, aunque por nivel de importancia nuestra comunidad se sitúa de décima en el conjunto del Estado.

Niagara Falls.

Y, analizando el número de pernoctaciones entre los meses de enero a mayo, con 2.258 en 2022, esta opción vivió un aumento del 80% con respecto a las cifras prepandemia, que fueron de 1.258 pernoctaciones en 2019. “Habíamos alcanzando el pico con las mejores cifras y, tras el parón de la pandemia –el intercambio de casas ofrecía mayor seguridad al ser exclusiva para una familia– estamos volviendo a la normalidad; nuestras perspectivas son muy optimistas”, añade Pilar Manrique. En cuanto a las previsiones para este verano, también despuntan en Galicia: 8.960 turistas se alojarán en casas de intercambio, frente a las 8.682 que lo hicieran en 2019. Y se recupera la tendencia de 2020, con 6.311 y 2021, con 8.207.

Una mayor conciencia sostenible, la búsqueda de espacios más adaptados a una sola unidad familiar, tener mascotas, o el encarecimiento de los costes de los apartamentos tradicionales explican algunas de las causas. El sistema se viene a sumar otras opciones vacacionales propiciadas por la economía colaborativa, como los alquileres vacacionales de pisos, habitaciones, e incluso sofás. “En cuando a los destinos preferidos por los gallegos para el intercambio de casa, los principales son Andalucía, Cataluña y Madrid; y Francia, Inglaterra y Portugal en destinos internacionales”, matiza Manrique. No solo eso. Como las reservas ya están realizadas, la responsable de HomeExchange avanza que este verano vendrán a Galicia por un intercambio de casa turistas de Francia, Irlanda y Alemania.

El coste de la suscripción anual de la plataforma –unos 149 euros– equivaldría a la de los noches de hotel para una familia estándar de 4 o 5 miembros. Pero pueden realizar todos los intercambios que deseen al año. “Llegan a una casa real, en la que se encuentran con todo lo que necesitan: habitaciones, lavadora, secadores, bicicletas... o incluso con el intercambio coche y de las mejores recomendaciones de qué ver o a dónde ir de los residentes; es una forma de intercambio totalmente cómoda”, asegura Pilar Manrique. De hecho, ella está entre los visitantes que este verano se alojará en una casa de intercambio en Galicia, cerca de Santiago.

“Los intercambios de viviendas pueden ser simultáneos; es decir, en las mismas fechas, o no simultáneos. Pero también se puede elegir una casa distinta a la de la familia que viaja a la tuya a través de guest points”, resume la coruñesa Marta Lamas. En el primer intercambio que hicieron, un mes en San Francisco con sus tres hijos pequeños, incluyeron el coche. “Ellos nos recogieron en el aeropuerto y nos llevaron a su casa y nosotros les dimos las llaves del nuestro y el tíquet del parking del de Santiago”, relata. Les gustó tanto la experiencia que, al año, siguiente repitieron en Miami. Ahora hacen cuatro intercambios anuales. “En octubre estuvimos en Estambul”, explica. Sus hijos ya le ayudan con las comunicaciones online o a decidir entre las casas. “Cuando eran pequeños, les encantaba llegar a una sitio con juguetes nuevos... Pero ¡luego nos costaba salir de casa! En el primer viaje sufrieron por compartir los suyos, pero luego fue un aprendizaje: no tener ataduras a las cosas materiales, el desapego a lo que es reemplazable... Y, por contra, dejar la cena lista a quienes llegan... o un detalle”.

Alfredo y Maricarmen, en un glaciar.

Otro de los usuarios de la plataforma son los ourensanos recién jubilados Alfredo Rodríguez do Forno, pediatra, y su mujer María del Carmen Paz, profesora, que decidieron intercambiar una vivienda ubicada en una parroquia de Barbadás, Ourense, para comenzar a viajar en 2017.

Alfredo y su mujer, ante la ópera de Oslo. Fdv

Lo hicieron el primer año en una plataforma que ahora es propiedad de HomeExchange. La primera experiencia en Sicilia fue tan buena que, pese a la pandemia, ya han realizado 28 intercambios, con los que han viajado a diferentes destinos nórdicos, en Francia y Portugal. “Decidimos probar. Me pareció una buena forma de viajar. Estás ofertando tu propia casa a otros que ofertan su casa y esto se basa en la confianza. Nunca hemos encontrado una puerta cerrada; nos gustó mucho. Todo lo que se piensa en relación a problemas no existe, además de que hay un seguro que cubre lo relacionado con el hogar y el viaje”, resume.

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